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Eddie Guevara: "Las drogas y el alcohol ya no están en mi vida"
El defensa de Técnico Universitario recibió consejos del exjugador Jhon Cagua y de su suegro, el Chinto Espinoza, para superar el consumo
Eddie Guevara vive su mejor momento futbolístico. Y para alcanzarlo, el capitán de Técnico Universitario tuvo que sortear a dos rivales que lo acechaban fuera de las canchas: la droga y el alcohol. A sus 31 años, el defensa esmeraldeño cree que si no hubiese caído en el consumo actualmente jugaría en una liga top de Europa. Aunque, ahora esas malas experiencias le sirven para aconsejar a los ‘pelados’ que no desborden por la ‘izquierda’.
Recuerda que cuando vivía solo en Quito (jugó en Aucas entre 2008 y 2011) y se estrenó con el primer equipo empezaron a aparecer supuestos amigos, como los cataloga, que le ofrecían drogas, trago y mujeres. Asegura que nunca se dejó influenciar por las otras personas, pero al tener la tentación cerca le dio curiosidad.
Su vida tuvo un cambio radical. El fútbol le dio la posibilidad de tener todos los privilegios que deseó cuando era ‘pelado’. Pasó de no tener dinero para comprar un par de zapatos a poder pagar por una docena de estos en un solo día. Además, al mismo tiempo le llegaron ofertas de equipos importantes de Sudamérica y Europa, como Olimpia paraguayo y Manchester United inglés.
Eddie vivía un gran momento en la temporada 2009, pero se estaba ‘descarrilando’ por los vicios. “Como todo jugador cuando no conocía a Cristo, mi vida tuvo muchos altos y bajos. Mi vida fue de lujos y gastaba mucho. Estos privilegios me daba, que no estaban mal, pero empezaron a aparecer los amigos con el alcohol, las drogas y las mujeres que no me llevaron a nada. Perdí muchas buenas oportunidades y hoy podría estar jugando en Europa, tuve los contratos en las manos. Para mí, el pasado me sirve de experiencia y con mi testimonio trato de hablar a los jóvenes, porque el camino que yo tuve hacia la izquierda no fue el correcto”, acota.
Mientras consumió no tuvo problemas con las dirigencias de los clubes en los que militó y tampoco salió en los sorteos para las pruebas antidopaje al término de los partidos. Recién en 2020 le realizaron una. Incluso, asevera que consumía al día siguiente del enfrentamiento. Dentro del campo de juego y los entrenamientos se mantenía sobrio.
“A pesar de que tuve muchos bajones nunca fui indisciplinado y fui responsable con mi trabajo. Me refiero a que nunca llegué tomado a mi trabajo. Siempre hacía mis cosas al día siguiente de los partidos. Me caracterizo por trabajar como un caballo. Dios me estaba mostrando lo que podía darme, pero la actitud y la indisciplina fuera de las canchas me hicieron perder muchas cosas. En cuanto a las pruebas recién el año pasado me hicieron una”, explica Eddie en entrevista telefónica mientras bebía un mate con su esposa María José Espinoza, con quien se casó en 2013.
En el ritmo del fútbol, las ‘chupas’ y las drogas estuvo hasta 2012, cuando jugaba para Juventud Independiente de Tabacundo de Quito. En ese año tuvo un “decaimiento grande por exceso” y fue la última vez que consumió. Tocó fondo. Aquel mal momento lo acercó a Dios y le pidió que lo ayudara a salir de los vicios, de lo contrario que lo “llevara” porque estaba haciendo sufrir a muchas personas queridas. Aclara que es el único responsable de su vida de excesos.
“Las drogas y el alcohol ya no están en mi vida desde hace nueve años. Dios llegó en el momento justo a mi vida y me ayudó a salir de esto. Tuve un decaimiento grande por el tema de las drogas, algo muy feo en el tema de haber consumido demasiado. En ese momento yo solo hice un pacto con Dios y le dije que si no me sacaba de esto que me llevara. Nunca me dejé influenciar para consumir, yo solo quise experimentar”.
Su acercamiento con el Señor fue a través de una amiga -de quien evitó dar su nombre-. Lo invitó a una iglesia cristiana. Pero también recibió ayuda espiritual del exfutbolista Jhon Cagua y en la parte profesional de su suegro Jacinto ‘Chinto’ Espinoza, exarquero de Emelec y Liga de Quito.
“Cuando fui a la iglesia pensé que mi amiga le había contado toda mi historia al pastor porque todos sus comentarios me caían a mí (risas). El ‘profe’ Jhon Cagua me daba enseñanzas bíblicas y mi suegro me ayudó bastante en lo futbolístico. En el camino me encontré con Cristo y fue lo mejor que me pasó. Tengo mi esposa, mi familia y voy a ser papá. Ya con mi esposa pude seguir en este buen camino”, comenta el jugador, quien antes de llegar a Técnico en 2019 militó en Rocafuerte (2013), Deportivo Quito (2014-16) y Liga de Portoviejo (2017-18).
EL PADRINO Y SUS OBEJETIVOS
El Chinto apareció en el momento preciso para ayudar al zaguero, ahora pondera el esfuerzo de Guevara para dejar a un lado las adicciones.
“Considero que Eddie pudo salir de sus problemas por estar cerca a Dios, por tener unos padres maravillosos como doña Livina y don Fernando y, por supuesto, la presencia de María José, mi hija, en su vida. Hemos aportado con un granito de arena, con un consejo, pero sin lugar a dudas tiene esos genes de sus papás que le han permitido levantarse ante las adversidades”, recalca.
Guevara tiene como objetivos ser llamado a la selección de Ecuador y clasificar con Técnico a la Copa Sudamericana 2022, pero también su propósito se enfoca hacia sus compañeros más jóvenes. No quiere que enfrenten a los mismos ‘rivales’ que estuvieron a punto de retirarlo del balompié.
“Recuerden que en Cristo siempre hay una salida y tengan los pies sobre la tierra para grandes cosas. Tengan humildad, eso es esencial, y hay que centrarse en el fútbol. Esto es un ejemplo y espero que llegue a muchas personas”, es el mensaje que Eddie comparte de su etapa oscura.