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Árbitro: ¡Susana Corella y sus madrugadas por un sueño!
Se decidió por una carrera muy dura: ser árbitro de fútbol, pero también se dedicó a estudiar veterinaria y zootecnia.
Son las 04:30 y el reloj biológico de Susana ha activado su alarma natural. Cual si fuese una tarjeta amarilla en el fútbol, le hace su primera advertencia: es hora de levantarse. Ella no espera por la roja y de una hace caso.
En realidad, eso es algo que Susana Corella hace todos los días. La árbitro de fútbol que estuvo en el Mundial sub-20 del 2022 y que hace pocos días pasó a ser la primera ecuatoriana en dirigir un partido internacional de varones, El Nacional vs. Deportivo Cali, en el estadio Atahualpa, ya tiene su rutina establecida.
Son las 04:31 y la luz de su casa está prendida. Seremos su sombra por unas horas. Busca la ropa y toma una camiseta Adidas blanca con letras negras que dice FIFA, una pantaloneta negra y los zapatos celestes con rosado. Todo de la misma marca. Se acomoda su reloj negro y entre bromas dice que “no es Casio ni Rolex”. Y luego sonríe al vernos. “Los hice madrugar”, nos lanza un tanto pícara.
Su esposo también se levanta. Él es Andrés Cuero Cortés, quien es jugador de fútbol y estaba en España en un club de segunda, pero una lesión lo tiene de nuevo aquí.
Son minutos valiosos. Dos huevos comienzan a cocinarse y el agua lista para el té, ese será su desayuno. Susana solo se come la yema de los huevos y ya.
Enseguida busca el bolso donde llevará la toalla, más ropa, cremas... todo lo que necesita para el entrenamiento diario como árbitro. Sus vecinos duermen.
A un costado de la escalera de su casa se ven cuadros, medallas y recuerdos de su paso por las canchas. En la sala hay dos postales: la de su esposo como jugador y la de ella como árbitro. Aquí se respira fútbol.
“Esto es de disciplina, eso es lo primero ante todo, debes saber que todos los días tienes que ir al entrenamiento, cuidarte en la comida y sobre todo ser responsable y que tengas pasión en lo que haces”, explica Corella.
Su esposo está listo para llevarla, pero cuando él no está le toca tomar el bus; cuando pasa eso debe levantarse más temprano.
Ya son las 05:40 y hay que partir al Parque Samanes. Sin embargo, esta vez Andrés recibe nuestro mensaje: “Sigue durmiendo, ñaño, que hoy ella se va con EXTRA”.
Amanece en Guayaquil y ya en la camioneta del Diario más popular del Ecuador, la árbitro tiene una mirada llena de ilusión. Confiesa que este año podría llegar a pitar en el torneo de varones, siempre y cuando pase las pruebas. Es una meta a cumplir.
“Me gusta lo que hago y tengo que levantarme a esta hora, ya son 16 años de arbitraje”, expresa Susana, quien bien pudo ser policía, pero ese sueño se truncó porque no alcanzó a comprar los prospectos que le iban a permitir ser una ‘poli’.
Aunque su amor por las mascotas la llevó también a las aulas. Así, mientras ejercía su profesión de árbitas, también se daba tiempo para estudiar, hasta graduarse como médico veterinaria.
INSULTADA POR MUJERES
Susana tiene 10 años de llevar la escarapela FIFA. Dice que cuando se puso la primera camiseta con el logotipo fue algo increíble, porque había llegado donde siempre soñó.
Sobre sus objetivos en torneos grandes, dice que le gustaría volver a estar en un Mundial y que los Juegos Olímpicos son algo que le agradaría pitar, pero lo que por ahora le ronda en su mente es pitar en el torneo de varones de LigaPro. Aunque tiene claro que “eso es un paso a paso, primero hay que ir por la serie B”.
Pero eso de ser árbitro tiene sus cositas delicadas y le tocamos el tema de los insultos de los hinchas a sus mamitas.
Confiesa que en los primeros partidos cuando le nombraban a su madre quería contestar, pero se dio cuenta que las que más insultan son las mujeres, en muchos casos las madres o novias de los muchachos. Ahora todos los insultos le resbalan y se ríe.
“Las mujeres son las que más nos atacan, pero ya me da igual”, manifiesta, mientras alza la vista a través de la ventana del carro para observar cómo la mañana se va aclarando.
TARJETA AL MARIDO
Era 2019 cuando Susana dirigía en segunda categoría del Guayas, en el estadio de Fertisa, y en una jugada donde actuaba su esposo, Andrés Cuero Cortes, le tocó sacarle tarjeta amarilla.
“Lo que les cuento está en vídeo, tocó sacarle la amarilla. Él estaba caliente, pero cuando uno está en el centro de la cancha se olvida de todo, por eso la gente me pregunta: ¿usted es la que estaba pitando?”.
Sobre esa jugada comenta que “él trataba de calmarme diciéndome: ‘profe, qué rico huele’. Pretendía ‘bajarme los humos’, pero se ganó esa tarjeta y tocó amonestar”, dice Susana, quien también tiene certificado como árbitro VAR.
DEBUT CON VARONES
Susana fue la árbitro principal en la Noche Roja de El Nacional, en una experiencia a la que califica como “fuera de serie”.
Revela que “pitar un partido internacional de hombres es un logro y es algo que siempre quise hacerlo”.
Corella quiere ser un ejemplo para las chicas que quieren ser árbitro de fútbol, pues ella ha vivido todo el proceso.
“A las jovencitas siempre les digo que esta profesión es de muchos sacrificios, se quedan a un lado las fiestas, los cumpleaños, aquí es full entrenamiento; además deben tener pasión por esto, para que nada les tome por sorpresa”, manifiesta la árbitro, quien es madre de Oliver, de 16 años.
Son las 05:55 y llegamos con la árbitro al Parque Samanes, al norte de Guayaquil. Le toca firmar la asistencia, es un día nuevo de entrenamientos. Sus compañeros la saludan y ‘de una’ comienzan una nueva jornada de trabajo.
Minutos después el sudor comienza a ser presente en su cara. Las gotas ruedan por sus mejillas. Es el precio del sacrificio diario de una ecuatoriana que hizo del arbitraje su forma de vida.