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Buena Vida

Después de la recolección de las lianas, las tejedoras proceden a sacar las fibras para hacer los cestos.Cortesía

Tejen canastos de anhelos

Mujeres de la nacionalidad Quijos conformaron una asociación para capacitarse y compartir el arte de hacer sus implementos de uso diario

Llevar a la espalda un canasto sujetado a la cabeza o en uno de los hombros es parte del diario vivir de las mujeres de la nacionalidad Quijos, en la provincia de Napo. Ellas siempre han elaborado estos implementos necesarios para sus tareas.

El canasto que forma parte de sus costumbres ancestrales es esencial en la cocina, explica Lourdes Jipa, porque les sirven, preferentemente, para cargar los productos que cosechan en la huerta. “Una mujer no puede salir a la chacra sin llevar su canasto”, afirma y por ello junto a otras féminas se propusieron difundirlo.

Un canasto es el implemento necesario para la recolección en los huertos.Cortesía
Martha Tanguila e Imelda Huatatoca han desarrollado destrezas para confeccionar las cestas y las muestran no solo para usarlos en sus hogares, sino como una forma de ayudarse económicamente para atender a sus familias.

Ellas integran un grupo de 18 compañeras que cada semana se reúnen en la comunidad Uglo Pamba, ubicada a 10 minutos de Tena, en la vía a Archidona, junto al río Misahuallí, para elaborar esos utensilios con fibra de bejucos.

Lourdes comenta que hace unos cinco meses acordaron agruparse para mostrar lo que pueden hacer con materia prima obtenida de la selva virgen, como bejucos, semillas, mullos y otros materiales, pero sobre todo para que sus trabajos tengan una mayor proyección.

“Acordamos formar una asociación para ver cómo nos capacitamos y poder sacar productos más técnicos”, cuenta Lourdes, la líder.

Iniciaron la gestión y hace quince días obtuvieron de parte de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria la personería jurídica de la Asociación Awaks Shiria, que significa ‘Mujeres que tejen, que construyen’, una organización de emprendedoras quijos de Napo, liderada por Jipa.

Con gran agilidad, Martha Tanguila, en el centro, da forma a un pequeño canasto.Cortesía

CANASTOS NAVIDEÑOS

Entre las asociadas también hay quienes confeccionan collares con semillas, las maestras en corte y confección que cosen trajes típicos de la comunidad y entre otras emprendedoras de artesanías.

Pero las que elaboran canastos decidieron aprovechar las festividades de Navidad y de Año Nuevo para ofrecer canastillas en diferentes tamaños, para que puedan obsequiarse.

Con la pandemia, algunas mamás no han tenido trabajo, ni dónde vender sus artículos y como organización legalizada aspiran a que sus productos tengan aceptación en la comunidad, en instituciones y aquello sea una alternativa que beneficie a su comunidad.

En ferias, las mujeres muestran sus variados trabajos para ayudar a sus familias.Cortesía

RECOLECCIÓN DE LIANAS EN LA SELVA

Elaborar los canastos es una tarea a la que dedican gran cantidad de tiempo por todo el proceso que implica.

Primero hacen la recolección de las lianas y para ello deben caminar entre una y dos horas para ingresar a la selva a buscar los árboles que tengan la soga vegetal.

Arman canastos de diferentes tamaños para elección de los usuarios.Cortesía

Cortados los bejucos, retornan al sitio de trabajo, donde el siguiente paso es raspar las lianas, retirarles la corteza, y después sacar las fibras para posteriormente tejerlas y armar los artículos de diferentes tamaños. Hacer un canasto les toma casi un día.

Posteriormente, ya tejidos, ponen a secar las cestas para proceder a barnizarlas o pintarlas con pintura natural.

En el caso de los canastos navideños los decoran con colores verde y rojo.