En marzo, cuando el Ecuador se había sumado al aislamiento por la presencia del SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, se ofició una misa virtual en la cual se renovó la consagración del país al Sagrado Corazón de Jesús.

Fue el 25 de ese mes cuando se cumplieron los 146 años de aquel acto de fe pública, realizado en la segunda presidencia de Gabriel García Moreno, cinco meses después de que se ejecutase el Decreto Legislativo, el 18 de octubre de 1873.

Ecuador fue el primer país de América Latina en consagrarse a esta advocación, según información de la Congregación de Padres Oblatos de los Corazones Santísimos. De esta forma el mandatario respaldaba al líder de los católicos en aquella fecha.

Después de la consagración de la República, el padre Manuel José Proaño propuso la idea de construir una Basílica Nacional.

En agosto de 1883, en la ciudad de Riobamba, se puso la primera piedra para levantar este templo y lo inauguraron en junio de 1915.

En la ciudad de Quito también se gestionó levantar una edificación religiosa que represente tal acontecimiento y construyeron la monumental Basílica del Voto Nacional, que el Instituto Metropolitano de Patrimonio califica como “la obra más importante de la arquitectura neogótica ecuatoriana”.

El diseño de este templo fue realizado por el arquitecto francés Emilio Tarlier y tiene algunas características de la catedral de Burgos, de España, y de la Notre Dame, de Francia.

Además de una parroquia con ese nombre, Guayaquil tiene un monumento gigante, de 27 metros de altura, hecho en hierro y cobre. La obra inaugurada en 1973 forma parte del mirador del cerro del Carmen y en el trayecto están las estaciones del Viacrucis.

El ofrecimiento del país a la sagrada entidad se reaviva cada año y para conmemorar los 150 años de la consagración, en la capital se prepara el “trienio jubilar (2021-2023)”. (IC)