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Buena Vida
En El Morro reviven su legado histórico
Unos pobladores mayores se han agrupado para plasmar en textos los recuerdos de sus antepasados y mantener vigente las riquezas de su parroquia
Un pequeño pregón cívico motorizado que recorrió por las calles marcó el inicio del festejo de El Morro, que este 9 de noviembre de 2020 cumple 165 años de parroquialización.
Rigoberto Vega, de 86 años, uno de los más antiguos moradores de El Morro, tiene presente varios aspectos de la vida de esta localidad guayaquileña.
El habitante sostiene que esta fecha aniversaria es propicia para recordar algunos pasajes.
Según lo que le han contado sus antepasados y por documentos históricos que reposan en el Banco Central del Ecuador, uno de los sitios más representativos de esta parroquia es su iglesia, la de San Jacinto, una de las más antiguas del país.
En el año de 1737, cuando a estas tierras llegaron Agustín Cacau, Bernabé Guzmán y Victoriano Jordán, provenientes de Chanduy, ya existía un primer templo.
Los primeros pobladores, unos 70 indios y otros 300 comuneros habían edificado una capilla, la cual ya llevaba unas ocho décadas levantada, según registros.
En tiempos de la colonia se construyó el emblemático templo dedicado al santo polaco san Jacinto y que en 1980 fue declarado patrimonio cultural del país.
El habitante Bolívar Lindao contó que le informaron cómo “desde la albarrada que todavía existe, la gente sacaba agua y se la echaba a la iglesia”. Esto ocurrió durante el incendio de marzo de 1874.
Además de esta joya arquitectónica, El Morro posee otros bienes emblemáticos y unas pocas casas antiguas como la de la familia Consuegra. Ahí, Wilper Consuegra atiende la tradicional panadería San Francisco, heredada de su padre Bonifacio. En este sitio de un siglo de existencia elaboran los panes en horno de leña.
Así, en esta parroquia guayaquileña existe otras tradiciones que la población ha conservado con el pasar de los años.
La historia en libros
Lorgia Vega, gestora cultural y vocal del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD), dice que ellos no se quedan solo con recuerdos. Ella lidera un grupo de adultos mayores llamado ‘Mi época de oro’, el cual se ha unido para rescatar las historias y leyendas de esta localidad de unos 5 mil habitantes.
Lo hacen a través de publicaciones de folletos y pequeños libros. Ya han editado cuatro textos, uno se titula ‘Me lo contaron mis abuelos’, el otro ‘Juegos y oficios de antaño’. Las otras dos obras son de leyendas morreñas.
Según Vega, también tienen una colección de piezas antiguas, con la esperanza de que algún día con ellas se pueda crear un museo y preservar la historia, tradiciones de la población.
Willians Consuegra, presidente del GAD parroquial, cuenta que la historia de esta población fue rescatada con investigaciones y algunas están publicadas. Gran parte de la información se conserva en el Museo Antropológico y en la Pinacoteca del Banco Central del Ecuador.
Otros documentos existen en la Biblioteca Municipal de Guayaquil, pero muchas otras anécdotas se transmiten por generaciones. (NM)