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El miedo a no hacer nada es producto de querer llenar siempre los vacíos.Canva

'Horror vacui': cuando 'la nada' se vuelve un problema

El “horror vacui” es el temor al vacío, a la nada, a la mente en blanco, a la desocupación. Se trata de un momento que muchos no saben enfrentar y que puede suscitar ansiedad o depresión y más. Te damos una guía para manejarlo

En arte existe la expresión 'horror vacui', o miedo al vacío y se atribuye a la necesidad de rellenar todo espacio vacío en una obra de arte... en psicología se trata del miedo, también al vació, pero ese que se ve reflejado cuando buscamos miles de cosas de las que preocuparnos o hacer por miedo a quedarnos solos con nuestros pensamientos, todo con el fin de huir del razonamiento sobre la fragilidad de nuestra existencia.

Tener esa sensación de que debo estar siempre activo y ocupar mi tiempo en realizar cualquier cosa se puede traducir como ‘horror vacui’. Al menos así lo resume Karla Balarezo, máster en psicóloga clínica, quien precisa que esta manifestación de terror puede variar en cada persona.

La expresión también se la ha utilizado en la filosofía, cuando ciertas corrientes decían que la naturaleza temía al vacío; mientras que en psicología, se la atribuye a las manifestaciones, leves o intensas, que cada persona puede sentir frente estar sin hacer nada. “Hay personas que solo sienten alguna molestia o incomodidad frente al vacío; y hay otras, que pueden presentar ataques de ansiedad, pánico, síntomas corporales, palpitaciones de la frecuencia respiratoria e, incluso, angustia”, detalla la profesional quiteña.

Cecilia Chávez Bowen, también psicóloga clínica y experta en terapia familiar, por su parte, expresa que el autoconocimiento -que puede venir de esos momentos contemplativos- es deseable y formativo, pero el estar con uno mismo "no siempre nos dirige a ese estado".

"Muchas personas se acostumbran a seguir indicaciones, a cumplir horarios, a 'estar ocupados' y se sienten incómodos, hasta desesperados sin una actividad específica que realizar", comenta.

Para Balarezo, "a todos nos puede pasar alguna vez". Dice que si esta angustia -de estar sin realizar ninguna actividad- llega a ser intensa, la persona va a buscar cierto alivio, pero no existe una solución inmediata.

“Es humano experimentar este terror a la nada porque el deseo tiende a querer momentos de satisfacción”, señala, y cuando llegan momentos donde la insatisfacción está a 'flor de piel' el temor a no estar lleno puede 'apoderarse' de uno. Pero esto va a depender de la posición de cada persona para que el vacío sea habitado de determinada forma.

La experta sostiene que el tiempo de no hacer nada suele no valorarse dentro del paradigma occidental del éxito y producción. ¿La razón? Porque hay un poco más de tendencia a que la angustia y el malestar se presente por este mandato, por ejemplo, en la economía, cultura, éxito; incremento de ventas, bienes; de alcanzar la perfección en cuanto a lo profesional y productividad.

Sin embargo, en el espectro oriental es todo lo contrario. Hay una propuesta de cómo habitar el vacío: la experimentación de la totalidad y plenitud, en vez de la angustia y muerte que puede vivirse en la nada. "En el paradigma oriental se tiende a dar otra cara: el vacío no es ausencia o muerte, sino el estar completo y lleno, y todo ligado a la calma y paz", dice.

No obstante, a nivel de dificultades psicológicas,  Chávez sostiene que el estar a solas con uno mismo "puede ser un momento de crítica personal despiadada, ser verdugo de uno mismo y la autoestima puede verse gravemente afectada". 

Otra manera en que podría darse el 'horror vacui', es al cambiar el estilo de vida, como en un momento de desempleo o de jubilación. Sin tener una expectativa de cómo llevar la semana laboral, la coach personal acierta que hay personas que se deprimen al sentirse inútiles. "Esto, sumando a la presión del asunto económico y el temor al futuro con carencias", añade.

Cómo se manifiesta

Primero hay que saber que el ‘horror vacui’ se manifiesta cuando las personas que han completado su agenda y no encuentran con qué más llenarla. Ahí empieza la incomodidad y angustia y buscan realizar actividades que les resulten positivas o productivas. “Unas personas llenan ese vacío con trabajo; otras lo completan yendo al gimnasio, actividades de ocio, o alguna que les dé la sensación de no poder parar”, remarca.

Desde los 90’ hasta la actualidad, esta situación se ha ido intensificando hasta el punto de darle nombres: las telecomunicaciones, internet, redes sociales y los medios, que forman parte de este síntoma. 

“Es decir, hay un exceso de información, interacciones en las redes, internet y tv. Estas tendencias, de andar publicando y diciéndolo todo, agrava más el no sentirse completo cuando no hay nada que hacer”.Karla Balarezo / Psicóloga clínica

Quiénes lo padecen más…

Balarezo subraya que algunas fuentes científicas dicen que los hombres tienen un porcentaje ligeramente mayor de presentar este temor. “Esta pequeña diferencia nos hace e invita a pensar que quizás para los hombres es ligeramente más difícil ubicarse de una forma más serena en esta posición, cosa que quizás estos porcentajes sugieren que las mujeres se les hace un tanto más natural, o más fácil poderlo hacer”, argumenta.

Para ponerlo más claro, Chávez infiere que se ha educado a los hombres a cumplir con su misión de proveer. Por eso, dice, les afecta más el estar sin trabajo, por ejemplo. 

“El vacío se suele experimentar cuando no hay distracciones afuera y con lo único que alguien se queda es consigo mismo, es ahí donde brota su propio flujo de pensamientos, sentimientos e incluso sensaciones corporales ”, explica.

"Las personas debemos acostumbrarnos a disfrutar de nuestra soledad. Y darnos un tiempo para no hacer nada, sabiendo que, en realidad nos damos un momento de paz, de serenidad y de autoconocimiento".Cecilia Chávez Bowen / Psicóloga clínica

EXTRATIPS

  1. Hacer un proceso de terapia psicológica y dedicar ciertos minutos al día a ese vacío.
  2. Realizar actividades que permitan explorar un poco sus perspectivas, cosmovisiones y prácticas.
  3. Darse la oportunidad de disfrutar ese vacío y no darle valor a su vivencia mortificadora.
  4. Hacer yoga, meditar o contemplar alguna practica espiritual y estar en contacto con la naturaleza, apagando todos las pantallas y ruidos.
  5. Conectarse con el propio cuerpo. "Al principio va a ser muy difícil, va a tomar un tiempo y va a ser un proceso que lo lleve a otra vivencia, pero, poco a poco se puede volver diferente".