L a vida de Gilliam Mieles es una obra de teatro que no necesita de guion. Ella es la protagonista de cada historia o anécdota que luego con mucho humor traslada a las redes sociales.

Gracias a su chispeante personalidad, la actriz de 23 años, nacida en Portoviejo y criada en Santa Ana, ha logrado atrapar a más de un millón de seguidores en su cuenta de TikTok y otros cientos de miles en Instagram.

Considerada una joven promesa de la actuación, Gigi, -como también la llaman-, ha hecho de este arte un sacerdocio, que descubrió como un juego cuando era una niña. En la escuela solía disfrazarse de personajes como La Mofle, que no solo la marcaron, sino que los tomó como su referente de lo que quería hacer “cuando sea grande”.

Ese juego, en el que ella también quería participar y ‘divertirse’ como lo hacían los actores, la ayudó a tener seguridad y a no sentir miedo de irse por el humor.

“Mi infancia fue un poco extraña. Me permitió encontrarme en muchas situaciones y jugar de tantas maneras, que al ir creciendo se fue convirtiendo en mi pasión y me ayudó a darme cuenta que quería hacer esto, pero profesionalmente y no como un juego”, relata.

De niña no sabía que la profesión a la que quería dedicarse se llamaba actuación, comedia, parodia, humor, y al crecer se dio cuenta de que no era un juego.

Como un camaleón

Mieles es capaz de transformarse para darle vida a cualquier personaje. Es una actriz de mil rostros, camaleónica, muy versátil, y eso lo ha demostrado cuando se despoja de su feminidad para lavarse la cara y cambiar el maquillaje por gruesos bigotes y barba, hasta convertirse en un guardia de seguridad, el ‘fuck boy’ que enamora con el mismo discurso a las chicas o el tipo tóxico que llama a su ex.

La mayoría de los videos que graba provienen de sus vivencias o de situaciones que ha visto pasar en la vida de otras personas.

“Algo que aprendí con el tiempo es que las historias que uno puede contar están en la calle. La calle es una obra de teatro, así suene cliché. Sales y te encuentras con un montón de personajes. El señor que está vendiendo periódicos, la señora de la tienda, tu hermana, tus padres”, recalca.

Una de las claves, dice, está en siempre observar y eso fue lo que justamente pasó con el guardia de seguridad, cuyo video tuvo cerca de dos millones de vistas.

“Me pasó cuando fui a dejar a una amiga a su casa y fue un trámite que ni en la aduana te hacen tantas preguntas, miré a mi novio y le dije que mi próximo video iba a ser de los guardias de urbanizaciones. No puedo creer que por mi nombre me hayan tenido parada casi una hora”, describe acerca de la anécdota.

Cuando le dicen que sus parodias donde se disfraza de hombre confunden a cualquier espectador, Gilliam asegura que lo masculino se le da mucho tal vez por su estatura de 1.72 m., la forma de su cuerpo, sus facciones y manera de caminar, que en cierta ocasión un taxista la confundió con una mujer trans.

“Soy igual a mi papá cuando me disfrazo de varón, diría que idéntica. Mi mamá siempre quiso un niño y tenemos el chiste en mi familia de que soy el varón que mi mamá siempre quiso, pero nací mujer. Incluso soy su engreída, porque siempre fui como un niño. Obviamente amo ser mujer y me encanta mi feminidad, pero también me gusta ese lado masculino que me encanta sacarlo a pasear porque me da cosas muy buenas”, sostiene.

Entre otros de sus personajes están el de la cajera coqueta y Girgina, una parodia de la bioserie de Georgina Rodríguez, esposa de Cristiano Ronaldo.

Depresión

“El humor siempre ha sido mi salvación”, asegura quien solía tener episodios de depresión en la adolescencia. Hubo muchos humoristas que la ayudaron en ese momento a sobrevivir. Y así como ríe, también llora. Se considera muy sensible y confiesa que ha tratado de tapar con humor todo el dolor que en algún momento sintió y que no lograba sacar.

“Los mejores comediantes son los que estamos más traumados. Los que tenemos más cosas que nos han dolido en la vida y hemos podido darle la vuelta a esa situación”, recalca.

Madrina de una bebé

Días atrás, una seguidora dio a conocer en un video que le puso a su niña recién nacida el nombre de la actriz, de quien dijo siempre le saca una sonrisa en sus momentos amargos. En respuesta a eso, Gilliam le pidió a la mujer que le permitiese ser la madrina de la bebé.

“Quiero ser la madrina. Es muy lindo poder recibir mensajes así, cuando me llegan digo que todo esto que hago vale la pena. Me gusta hacer videos por la razón de hacer reír. Meterme en sus vidas un ratito y cambiarles el ánimo, porque también fui esa chica que lo dijo cuando sufrió de depresión en la adolescencia”, aseguró la actriz.