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Buena Vida

Cuando eres madre de un niño con discapacidad, no puedes renunciar a nada. Aunque parece que la vida haya decidido por ti, siempre tendrás la última palabra.Shutterstock

Detrás de un niño con discapacidad, hay una mamá ‘todo terreno’

Tener un hijo diferente es agotador, pero vale la pena esforzarse por ellos.

Ser mamá de un niño con capacidades diferentes es sinónimo de estar dispuesta a todo.

En los primeros años es normal que te sientas triste y derrumbada. Tienes un bebé y esto implica cansancio, cambios de ánimo. Vienen los altibajos. Pero apenas eres consciente de que tu hijo es diferente, tú también te sientes así. Empiezas a desempeñar bien tus múltiples papeles de madre, esposa, profesional, mujer.

La psicóloga María Paredes te invita a olvidarte de la discapacidad de tu pequeño. “Tu hijo es mucho más que el problema que tiene. Cuando pienses en él, hazlo pensando en sus necesidades, no en el problema. Esta dinámica tiene excelentes frutos”, dice la profesional a DOMINGUERO.

El rol de la mamá especial es agotador, pero vale la pena el esfuerzo. Recuerda que aceptar no es lo mismo que resignarse.

  • Características
- Se convierten en educadoras y rehabilitadoras. Cumplen las funciones que desempeña cualquier madre, pero también ponen en práctica sus nociones sobre educación especial. Incluso, algunas se matriculan en cursos básicos de educación especial para ayudar al desarrollo de sus hijos.
- Aprecian los pequeños detalles. Para ellas no pasará desapercibido ningún gesto de cariño de su hijo o cada uno de los objetos que logra identificar su hijo con ceguera.
- No tienen estereotipos. Por su propia experiencia saben que cada persona es única y que el hecho de tener necesidades especiales no significa que alguien no pueda ser valioso y útil. 

Experiencias

"Lo mejor de ser mamá especial es que le buscamos la solución a todo. Soy una extensión de mi hija, Martina. Mis cuidados no paran, son 24/7, por lo tanto no tengo tiempo de quedarme estancada ante la adversidad. Desde hace tres años, todos los días escalo una montaña grande y empinada que se llama discapacidad; pero la llegada de Valentina, mi segunda hija, de un año y medio, nos ayuda a escalarla con alegría. Es muy pequeña, pero me ayuda a atender a su hermanita, que depende totalmente de nosotros”.

Nathaly Calle.

"Desde la llegada de Emma, el lema en casa es: ‘¡Sí, lo lograremos!’. Y es que como mamá me permití descubrir que nuestro día a día sería un poquito más fuerte, intenso, movido. Sería un camino de intentar, intentar, intentar; subidas y bajones constantemente, hasta alcanzar nuestro objetivo y festejar con ellos cada hito superado. He descubierto en mí una defensora activa en pro de los derechos. Soy fan número 1 de la investigación, lo que me permite buscar las mejores herramientas para su porvenir. Emma ha logrado sacar mi mejor versión de mamá. Me ha enseñado que no hay que temer a lo desconocido y que no todo lo que se dice es verdad. Que donde hay amor de Dios en una familia, es posible superar todo”.

Carol Álvarez