Los constantes cortes de energía eléctrica en Ecuador han generado un escenario crítico para muchas familias, especialmente aquellas cuyos integrantes dependen de equipos médicos eléctricos para recibir tratamiento.

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La conservación de insulina, el uso de dispositivos de oxígeno domiciliario, equipos para la apnea del sueño o camas articuladas, son solo algunas de las necesidades que se ven comprometidas ante la falta de luz.

La doctora Lucy García, gerente médico de Ecuasanitas, advierte que “para quienes padecen enfermedades crónicas como diabetes, problemas cardíacos o afecciones respiratorias, los apagones pueden ser una amenaza directa para su salud. No contar con insulina refrigerada o interrumpir el suministro de oxígeno puede derivar en complicaciones graves”. 

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) revela que más del 20 % de los ecuatorianos padece alguna condición crónica, lo que agrava la problemática de los cortes de energía eléctrica. En otras palabras, más de 3,5 millones de ciudadanos enfrentan serios inconvenientes debido a esta situación.

Estrés postraumático por apagones

Por su parte, la psicóloga ecuatoriana Cristina Anchundia (@desdecero.psic) destaca un punto crucial en este contexto: el impacto psicológico de los apagones. “Los cortes de energía han afectado profundamente a quienes dependen de atención médica domiciliaria, generando cuadros de ansiedad, estrés, agotamiento mental e incluso depresión, debido a la preocupación constante”, señala.

Anchundia advierte, además, que en casos extremos esta ‘oscura’ situación podría desencadenar estrés postraumático. La incapacidad de usar dispositivos esenciales para su bienestar puede llevar a estas personas a sentir que su vida está en peligro permanente.

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