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'Vecinos' de la morgue de Guayaquil reportan enfermedades por olores nauseabundos

Personas que van a recoger los restos de sus familiares no se protegen, a pesar de que la zona estaría contaminada por hedores

Quienes asisten al lugar se ven obligados a taparse la nariz por el mal olor.
Quienes asisten al lugar se ven obligados a taparse la nariz por el mal olor.Miguel Canales / Extra

Preocupación. Angustia. Desesperación. Así se sienten algunas personas ante síntomas que sus familiares están presentando. Todos viven en los alrededores del Centro Forense de Guayaquil.

(Lea también: Así se salvó un conductor de ser secuestrado en Sauces 8, en Guayaquil)

El martes, cuenta Yolanda, quien pidió la reserva de su apellido, su nieta de 5 años amaneció con un cólico muy fuerte, luego comenzó a vomitar y a vomitar; por después el niño de 4 años, también. Como empezaron a deshidratarse le dio miedo; tanto su hija y su yerno no están en Ecuador.

Por el malestar de los pequeños, fue a una casa asistencial. Allí le dijeron que es una infección intestinal y permanece hospitalizada. Ellos viven en la urbanización Jardines del Salado, cerca del centro forense.

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Foto aérea de la morgue de donde provenía el mal olor.Miguel Canales / Extra

En cambio, Rubén Riera, de 65 años, presentó síntomas similares desde el sábado. Le dolía la barriga, tenía ganas de vomitar, pero no vomitaba. Lo que sí tuvo fue diarrea. Él fue al hospital Guayaquil y solo le dieron omeprazol y digeril, cuenta. Le dijeron que lo que tenía era algo viral, nada más.

Ana Solórzano, de 61 años, esposa de Riera, desde el lunes comenzó con dolores. También ha tenido diarrea, dolor estomacal y fiebre, pero no quiso ir al hospital, sino que fue a una farmacia y allí la medicaron.

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Solórzano teme por su esposo, quien tiene cáncer en los huesos y en la próstata. Ella vive a tres cuadras del Centro Forense Guayaquil y aunque dice que no olía nada, cree que “esa contaminación nos ha afectado; tengo miedo por mi esposo; tiene cáncer metastásico”.

Ante esto, Francisco Plaza, expresidente del Consejo Médico Andino y analista en temas de política pública, afirma que toda persona que tiene algún malestar vaya a un centro de salud o a su médico de confianza para que lo chequee y lo trate o lo derive al médico de especialidad. Pero si las pruebas médicas no evidencian nada, “deben buscar un psicólogo o un psiquiatra para apoyo”, ya que podría ser una enfermedad psicosomática, lo cual también es una patología.

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En los exteriores del centro forense, las personas hacen filas para reconocer a sus familiares.Miguel Canales / Extra

Otros males que pueden producirse y que la ciudadanía debe estar atenta es a las del tubo digestivo, mediante infecciones gastroenteritis de origen viral o bacterial, con síntomas como: diarrea, náuseas y vómito. También tifoidea. Eso se presenta con dolor de cabeza, fiebre de los 40° C y trastorno digestivo. Por otro lado, leptospirosis. “Pero todo tiene que ser investigado con exámenes”.

Por esto que Francisco Andino, médico epidemiólogo, coordinador de Protocolo del Foro Permanente de la Salud y exministro de Salud, recomienda que las personas que hayan estado cerca al centro forense vayan a un centro de salud para que allí, mediante la clasificación de casos, se defina si estamos o no frente a algún brote. “Como no se ha abierto un cerco epidemiológico ni se ha determinado quiénes deben ir a chequearse, posiblemente estamos fallando en el proceso”, afirma.

Hedor a muerte en la morgue de Guayaquil provocó mareos y bajas económicas

Ricardo Quinde, quien se gana la vida como cuidador de vehículos en las afueras del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil, recuerda que fue el pasado 11 de junio cuando en el aire se impregnó un hedor.

“Yo no aguantaba esos olores a muerte (...) cuando llegué a mi casa tuve mareos, trataba de comer, pero pensaba en esos olores”, relata.

Ricardo Quinde tuvo mareos debido al hedor que provenía de la morgue.
Ricardo Quinde tuvo mareos debido al hedor que provenía de la morgue.Diego Alvarado / EXTRA

Sheila Jurado, vendedora de pasteles en el mismo sector, comentó: “Ese día solo se vendió para llevar, yo tuve que ponerme triple mascarilla porque el olor era insoportable”.

A pocos pasos de Sheila, Vicente León, quien atiende un pequeño quiosco, suspendió sus actividades durante la pestilencia y, por consecuencia, perdió dinero.

Estos tres ‘camelladores’, que están a escasos metros de esa morgue, confirman que el problema se prolongó durante tres días. Luego de eso, cesó. (DAA)

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