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Vecinos del Metro de Quito evalúan su impacto
Aunque las expectativas no se han cumplido del todo, todavía esperan por la regeneración urbana, que podría dinamizar la economía en la superficie
Bajo el suelo de Quito todo marcha bien. El flujo de usuarios del metro crece con el pasar de las semanas y muchos se adaptan a este nuevo sistema de transporte. Sin embargo, en la superficie nada parece haber mejorado y, contrario a lo que se pensaba, las expectativas de crecimiento económico de los comercios están estancadas.
Hugo Villacrés, gerente del Metro de Quito, dice que aunque no se ha llegado a la proyección inicial de 400.000 viajes al día, la operación ha sido positiva.
Con 4’382.215 viajes (desde el 1 de diciembre de 2024 hasta el 1 de enero de 2024) se recaudaron 2’200.000 dólares. No obstante, el costo de operación del sistema es de 2’500.000. Los 300.000 dólares faltantes salen del subsidio estatal. Descarta que en algún momento este proyecto, que costó 2.000 millones de dólares, se vuelva inviable, pues asegura que hay planes tanto para el sistema como para la superficie.
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EXTRA realizó un recorrido por las zonas de influencia del metro y los ciudadanos evaluaron sus primeras seis semanas, su incidencia en sus rutinas o negocios y, sobre todo, ¡lo que falta!
QUITUMBE: Invirtió pero no hay ganancia
“Solo ha aumentado la gente, pero las ventas nada”, manifestó Lourdes Bastidas, dueña de una despensa. La expectativa de estar junto a la parada le hizo invertir en un letrero iluminado que le costó casi 1.000 dólares, “pensando en atraer a más clientes, pero no ha funcionado”, lamentó.
MORÁN VALVERDE: Depende de las clases
A pesar de que el flujo de transeúntes sí ha aumentado en la zona, Eva Litardo no ha visto mejoras en su negocio de comida rápida. “No tuvimos expectativas porque esta es una zona escolar y en eso se sostiene el comercio”.
SOLANDA: Sensación de inseguridad
Para Alonso Hipo, pastelero de Solanda, una de las razones por las que los pasajeros no se “dan tiempo” de comprar o comerse algo es la sensación de inseguridad. “La gente sigue creyendo que pasar por aquí es peligroso”.
CARDENAL DE LA TORRE: A la gente le da miedo
En la óptica de Patricio Garcés las ventas no han crecido. “En general, sí hubo expectativa, pero los transeúntes no se quedan a consumir nada. A la gente le da miedo”.
EL RECREO: Cerca del mercado, nada
A pesar de ser muy transitado, los usuarios no se quedan en la zona. “La cercanía del mercado de Chiriyacu tiene que ver, porque se ha caracterizado por la inseguridad”, expresó Norma Marcalla.
LA MAGDALENA: Para los 'grandes' sí
El comercio en La Magdalena se ha volcado hacia una cadena de supermercados. La tendera Miriam Ortega espera que sus ventas sean mayores a unas cuantas golosinas al día. “Al menos mi negocio de confecciones ya tiene clientes fijos. Si no, estaría en la quiebra”.
SAN FRANCISCO: Aumentaron las visitas
La parada San Francisco, en el Centro Histórico, es una de las más concurridas. “La gente ya opta por llegar en metro. Las ventas mejoraron notablemente”, explicó Diego Manzano, vendedor de dulces de la calle Benalcázar.
LA ALAMEDA: Aún queda esperanza
En La Alameda los negocios no han podido ‘despegar’ luego de la pandemia. “Inclusive ha habido programación en el teatro cercano, pero la gente va directo”, comentó Mario Moreno, dueño de una copiadora. Aun así, cree que hay que esperar a que la gente se termine de familiarizar con este nuevo sistema de transporte en Quito.
EL EJIDO: "Aquí pasan corriendo"
Allí flujo de transeúntes no ha cambiado. “Las personas tienen más tiempo de llegar, pero igual llegan corriendo y no compran”, comentó Julio Prado, dueño de una tienda.
UNIVERSIDAD CENTRAL: Aquí manda la U
En la zona de la Universidad Central, quienes determinan el flujo comercial son los estudiantes. Para Alexander Espinosa, propietario de un local de variedades, no ha habido cambios. “Más bien, el metro ha entrado en la dinámica universitaria”.
LA PRADERA: Ni ofreciendo más
En La Pradera no levantan ‘cabeza’. “Nos perjudicaron porque esta zona se quedó ‘muerta’ luego de las obras”, comentó Paulo Fuenmayor, dueño de un centro de fotocopiado. Para aumentar sus ingresos, ofrece asesoría para la creación de la Cuenta Ciudad, pero ni así le alcanza.
CAROLINA: Al shopping
Cerca de la parada La Carolina está un centro comercial. “La gente que consume se concentra allá. En la noche van a los restaurantes, pero se usan más los parqueaderos”, aseveró Michelle Vega.
IÑAQUITO: Vienen por los sueltos
Iñaquito está en pleno centro financiero del norte de Quito, así que los negocios pequeños se benefician de quienes no tienen tarjeta del metro. “(Nos compran) Al menos por cambiar los billetes que no les aceptan en las taquillas”, dijo José Cuarán.
JIPIJAPA: En espera de los planes
Para Jorge Cedeño, dueño de una panadería, los cambios no han sido significativos cerca de la parada Jipijapa. “Creo que la misma cantidad de gente transita por acá, solo que ya no vienen en bus sino en metro. Ojalá se cumplan los planes de dinamización”.
EL LABRADOR: "De cosita en cosita"
Cerca de El Labrador también buscan los ‘chochos’ para pagar el pasaje del metro. “Eso representa algo de ventas, pero no como se esperaba. Teníamos mucha esperanza”, dijo la tendera Nancy Parreño.
- Hay planes, pero tomarán tiempo
Existe un plan denominado ‘El Metro en superficie’ que contempla tres tiempos. A corto plazo, intervenir los alrededores de las paradas La Carolina e Iñaquito. “Esto iría de la mano con la reforma de la Tribuna de los Shyris planteada por el alcalde”, explicó Hugo Villacrés, el gerente.
A mediano plazo se prevé dinamizar el Centro Histórico con rutas gastronómicas y de dulces tradicionales y la repotenciación de La Ronda y el bulevar de la 24 de Mayo.
También habrá intervención en las proximidades de las paradas El Ejido y Universidad Central.
A largo plazo estaría la construcción de operadores urbanos, es decir grandes complejos en las inmediaciones de las paradas Quitumbe y El Labrador. “Esto debe ser en una alianza público-privada, pues la inversión es grande y tomaría más tiempo”, dijo el gerente. Después se contemplarían los otros 10 sectores por los que pasa el metro. Todo esto puede tomar hasta 20 años.
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