Los espíritus de las más de 80 tumbas que fueron profanadas en el cementerio de Pomasqui, en el norte de Quito, ‘piden respeto’, según sus familiares y un experto en temas paranormales.

Las lápidas que guardan sus restos fueron vandalizadas por delincuentes durante las últimas semanas. Ellos se llevaron el aluminio de bronce, el mármol e, incluso, los adornos florales y regalos que las cubrían.

Para muchos, esto no puede representar un mayor problema. Se reconstruye la tumba y listo. Sin embargo, Paulina Collaguazo no lo considera así. Ella cree que al quitar parte de la estructura también se llevan energía del muerto y no lo dejan descansar en paz.

El nicho de su hermano fue vandalizado. Le robaron un carrito de colección que su pariente lo cuidaba con recelo cuando estaba con vida. “Era una réplica de un Volkswagen Golf. Mi ñaño lo pintó antes de que muriera”, recordó.

Un fin de semana, Collaguazo fue a dejarle flores y vio que destruyeron parte de la fachada del nicho de su familiar, se llevaron el carrito y un cuadro de la Virgen de Guadalupe. La mujer, de 35 años, pensó: “Ojalá la persona que se robó las cosas no pueda dormir y las devuelva pronto”.

Desde ese día, la mujer suele soñar a su pariente. “Es como que me pidiera algo”. ¡De terror!

Descanso interrumpido

Ricardo Mera, parapsicólogo e investigador paranormal, indicó que contrario a la creencia popular de que los cementerios son lugares tranquilos, él recalcó que son sitios que en el mundo energético se los conoce como basureros astrales.

El experto afirmó que en estos lugares no solo se descomponen los cuerpos físicos, sino los espirituales, “hay fantasmas, larvas astrales y miasmas, que son descomposiciones de las almas”.

Mera señaló que la persona que profane una tumba se puede ‘ganar’ la venganza del espíritu y de las almas de sus descendientes. “Hay familias que conocen rituales de venganza y castigo. Ellos pueden ‘brujear’ al ladrón que profanó el lugar”.

El parapsicólogo mencionó que el alma del mismo muerto puede provocar mala suerte en el delincuente. “Tarde o temprano meterte con los muertos te pasa factura”.

Mario Vaca, párroco de Pomasqui, señaló que la gente suele confundir la brujería o el satanismo con ceremonias que se realizan en ciertas culturas. El sacerdote dijo que hay personas costeñas que suelen bailar encima de la tumba o los indígenas preparan una comida como parte de la despedida de su familiar.

Sin embargo, Mera no está de acuerdo con el religioso. Él considera que es un peligro. Recalcó que hasta para sacar una sola roca del cementerio hay que pedir permiso a los cuidadores. El experto explicó que en el vudú, cuando realizan un acto de maldad, suelen hacer un ritual en el que se suele pagar con algo a cambio de lo que se va a llevar de allí.

Es necesario una limpia

El parapsicólogo y experto en temas paranormales enfatizó que un cementerio es un lugar altamente cargado de energía positiva y negativa. Por eso, Mera recomendó a las personas que acuden a estos lugares con frecuencia que se realizan baños de renovación para evitar que se les pegue la ‘mala vibra’ de los espíritus.

Estos, explicó, se los realiza con plantas amargas que suelen vender las hierbateras en los mercados. “Mientras se riegan el agua por el cuerpo, deben rezar el salmo 91”.