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Quito: recuperar el Machángara es el tema pendiente de todas las alcaldías
El afluente recorre 22 kilómetros y recibe los desechos de los quiteños, pero puede recuperarse en unos 15 años. Falta voluntad política
Caminar por las orillas del río Machángara, que atraviesa gran parte de la capital, es algo incómodo. El olor que sale de esas aguas es insoportable, debido a la contaminación. El agua no parece agua, es una mezcla de colores y texturas. Desde Guápulo se puede ver espuma rosa que golpea las rocas.
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“Es la respuesta a lo que botamos al río, como jabones, detergentes. De hecho, hay elementos que ya ni se sabe a qué tipo de contaminantes responden”, sostiene Daniela Rosero, ecohidróloga de la Universidad San Francisco de Quito. Ella ha estudiado este río por varios años, por lo que es parte de una iniciativa para recuperarlo. “En el río está todo. Quito no tiene un sistema de tratamiento de aguas negras”, lamenta.
El 99 % de las aguas que van hacia el río son residuales (industriales, hospitalarias y domésticas). En algunos tramos es posible ver las tuberías directas hacia el cauce.
UNA PROBLEMÁTICA ‘IMPOPULAR’
Recuperar este río no es una cuestión de meses o un par de años, sino un proceso sostenido y costoso. “Como no es un proyecto que se vea, como el metro de Quito, se ha preferido no emprenderlo”, expresa la experta.
EXTRA solicitó a la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito una entrevista el 29 de mayo, para saber los planes sobre esta problemática, pero fue negada. “El jueves tenemos la audiencia. Antes de eso, no podemos atender medios”, respondieron.
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La audiencia es sobre la acción de protección que presentaron algunos colectivos ante el juez constitucional de Pichincha en contra del Municipio de Quito, con el objetivo de salvaguardar los derechos del río.
Ramiro Ávila, abogado de la causa y exjuez constitucional, hasta llevó un frasco con una muestra del agua contaminada cuando interpuso la demanda, el 28 de mayo. “La idea no es enfrentarse al Municipio, sino generar consciencia sobre la restauración de la flora y fauna”, explica a EXTRA.
“Ha habido un problema enorme de postergar. Las administraciones municipales no consideran que sea un tema importante, como otros problemas de la ciudad. La política pública termina encargándole a la siguiente administración”, dice María Elena Rodríguez, representante del Cabildo Cívico.
La última iniciativa al respecto se dio en la alcaldía de Jorge Yunda. En octubre de 2019 el proyecto Vindobona recibió la licencia ambiental para ser ejecutado. Esto permitiría la construcción de túneles para interceptar aguas servidas, las centrales hidroeléctricas y la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales.
Sin embargo, no hay información del estado de ese proyecto.
ES POSIBLE TENER UN RÍO LIMPIO
En 2019 se hablaba de que la descontaminación sería posible hasta 2045, pero los activistas dicen que el tiempo es menor. Con la demanda se entregó una hoja de ruta que contempla medidas a 15 años.
“El río tiene la capacidad de autodepurarse, pero lo hemos contaminado tanto que necesita ayuda. Tiene vertientes limpias que se mezclan con las aguas negras”, asevera Rosero.
La iniciativa tomó fuerza con el documental ‘La vida de un río’ del ecuatoriano Jorge Anhalzer, que muestra cómo nace el afluente desde los páramos del Atacazo, pasando por el río San Pedro, para convertirse en el Guayllabamba y unirse al Esmeraldas luego de toda la contaminación que recibe.
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