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Trabajadoras sexuales quieren hacer de un chongo quiteño, un semillero del porno
Algunas trabajadoras sexuales de un night club quiteño sí se animarían a incursionar en el cine para adultos. Una actriz guayaquileña, Aurora Laborde, y la buena paga de esa industria las inspiró. Clientes piden grabarlas en la intimidad. Ellas aceptan, pero sin mostrar el rostro.
Catalina No le teme a nada. Lo único que no le gusta es que la golpeen. Pero... si hay plata de por medio, lo aguanta. En el menú de esta trabajadora sexual colombiana, de 26 años, el sexo con chicas y hasta las orgías serían ‘platillos’ que incluiría si hubiese una oferta jugosa. Y también lo haría si ese fuera el requisito para ingresar en la industria del cine para adultos: la pornografía.
Esta rubia, con 1,70 de estatura y melena corta, labora desde hace tres meses en el mismo night club de Quito en el que la guayaquileña Aurora Laborde, una reconocida actriz porno, hizo un show de sexo en vivo frente a más de 100 personas, hace poco.
Desde ese día, a algunas de las chicas que allí laboran se les metió la espinita de si ellas, en algún momento, podrían convertirse en estrellas del triple X. Y el cabaré, en un semillero de ese género cinematográfico que, sobre todo en Colombia, República Dominicana, Estados Unidos y España deja cuantiosas ganancias para quienes entran en ‘sus filas’.
Según analistas económicos internacionales, las cintas para adultos pueden generar hasta 100 millones de dólares al año. Solo en la ‘Yoni’ son 14 millones los que deja este tipo de contenido según el FBI (Buró Federal de Investigaciones).
Esto motiva a Catalina, quien está segura de que meterse a grabar escenas de sexo -si estas la ‘forran’ de dinero- vale la pena... Incluso reconoce que como actriz porno, el tiempo ‘en acción’ sería mucho menor al que ‘camella’ ahora: 12 horas diarias por cuatro veces a la semana. En un buen día, la colombiana recibe hasta 400 dólares, que no corresponden solo a las fichas (o puntos). Ella dice que gana más con las propinas, pues convence a sus clientes de que le dejen “cualquier cosita”, o sea, billete. A veces le regalan 10, 20 o 30 dólares.
Bajo las sábanas es súper complaciente y está dispuesta a cumplir los deseos de sus clientes, hasta los más bizarros, asegura. “Una vez, uno me pidió que le metiera el dedo por detrás... Claro que lo hice, con un guante. Me pagó muy bien”, confiesa.
Y, aunque las ‘chauchitas’ suman una buena cifra, no se compara con lo que Laborde, la ‘guayaca’ dura del porno, percibe por sus servicios como actriz. Ella cobra 850 dólares por una sola escena que puede tardar una hora.
Videos artesanales
Lo que Laborde hace en un set de grabación no dista tanto de lo que Valery, otra sexoservidora del club, hace en las habitaciones de ese centro de entretenimiento nocturno. Los videos íntimos artesanales son un pedido constante en ese oficio tan antiguo que intercambia caricias por billetes.
La colombina, de 25 años, tiene una sola condición: no se deja grabar el rostro, pero la cámara no la cohíbe. Posa frente al lente su voluptuosa figura como si lo hubiera hecho toda la vida. Los rizos negros que le llegan a la cintura ocultan sus tatuajes, único distintivo por el que podrían reconocerla y se cuida de que eso no pase.
Los cortos duran apenas un par de minutos. Suficiente para despertar el morbo de quien la graba. No cuestiona el destino que tendrá aquel material, aunque los clientes le han confesado que solo quieren verla más tarde cuando están en casa, como si de una cinta triple X se tratara.
En ese night club no existe una tarifa establecida para que Valery cumpla esa fantasía, pero la propina por ese video íntimo puede llegar hasta los 50 dólares.
Así que ella, con algo de experiencia frente a la cámara, “feliz de la vida” incursionaría en la industria a la que hoy pertenece Laborde y que le deja en ganancias 6 mil dólares cada mes.
Con un ingreso así, el sueño de Valery se materializaría mucho más rápido. Montar su propio night club es la meta para la que ha reunido durante los últimos meses, cuenta.
Aunque la línea que divide la prostitución del cine para adultos “es delgada”, según Laborde, las funciones en ambos oficios son las mismas. Catalina y Valery coinciden en que en la cama todas hacen ‘trucos’ similares, pero los riesgos que toman algunas podrían ser la ‘firma’ que las distingue. Hacerlo sin protección, por ejemplo.
En la industria triple X, esos particulares dejan una ganancia aún mayor, pero por el momento ninguna de las dos estaría dispuesta a asumir tal reto.
Llegó competencia
Tania, otra sexoservidora del ‘chongo’, dice que es una ‘dura’ en la cama. Y, pese a que no fue testigo del show de Laborde, está segura de que también lograría sacar la cara por el night club.
Se siente “campeona” y dice ser capaz de lograr cualquier cosa que se proponga, incluso llegar al lugar en el que la actriz guayaquileña está dentro del cine candente.
Ella lleva apenas dos meses en Ecuador, aunque ya ejercía el oficio en México. “Allá se gana muy bien. En una noche, un hombre te puede dar hasta mil dólares”, confirma.
Por lo que las producciones triple X figuran como una propuesta tentadora para la chica. “Solo debo averiguar por dónde empezar y de una”, sentencia.
Algo que sí tiene claro es que la tarifa que cobraría por escena no sería nada menos que lo que le pagan a Laborde. “Los mismos 850 dólares por escena. Soy muy buena en lo que hago”, asegura.
No tiene nada que perder. Su familia sabe a lo que se dedica y siente que la fama la está esperando.
La promesa
‘La teacher’ salvó el show en vivo
Cuando Aurora Laborde, la actriz porno, dio un show de sexo en vivo en ese night club, la ‘rompió’ sobre el escenario. Sin embargo, su compañero de tarima no corrió con la misma suerte. “No se le paró”, cuentan las chicas. Pero no fue el único, dos hombres del público tampoco lo lograron.
Sin embargo, fue una colega de las sexoservidoras -a la que todos conocen como ‘la teacher’- quien salvó el espectáculo. No solo porque terminó el acto sexual con Laborde, sino también porque dejó boquiabiertos a los asistentes con su desenvolvimiento. “Es una ‘dura’. A ella le iría tan bien en las películas como a la actriz”, coinciden.