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Pescador perdió un ojo por ataque en el mar
El artesano herido con centenar de perdigones logró conducir su lancha a la orilla, donde fue auxiliado. Familia pide ayuda para gastos médicos
“Por la berraquera es que se salva y está vivo”, dijo Claudio Perfecto Vilela al contar el ataque del que fue víctima su hijo Claudio Felipe, de 36 años, quien fue sorprendido alrededor de las 08:40 en el mar en El Matal, Jama, provincia de Manabí.
Tras una compleja cirugía en una clínica particular de Portoviejo, a Claudio Felipe le retiraron dos perdigones de su ojo derecho y del que podría recuperar el 30 por ciento de la visión. Sin embargo, su ojo izquierdo le fue extirpado por el daño y la infección.
“Esperamos que logre recuperar algo de su visión, aún no sabemos si va a quedar ciego. Esto es terrible... no va ser igual, no sabemos cómo reaccionará a lo que vivió”, sostuvo el padre.
llegar a la orilla de El Matal
La tragedia pudo ser peor. El resto de perdigones se incrustaron en la piel de Claudio y no lograron penetrar músculos ni huesos, lo cual habría complicado más su estado de salud.
En primera instancia, la víctima recibió atención en el Centro de Salud de Jama, donde lo estabilizaron y luego trasladaron al Hospital de Portoviejo. En esa casa de salud gestionaban su derivación a Guayaquil, pues requería de atención especializada por el daño en sus ojos, contó su progenitor.
Como ya habían pasado ocho horas desde el ataque, la familia no quiso seguir esperando y decidió moverlo a una casa de salud particular donde fue intervenido.
Por la cirugía de sus ojos, los parientes deben cancelar dos mil dólares que recolectan entre amigos y allegados.
Además, faltan las intervenciones para retirarle el resto de perdigones en brazos y hombros. Apelan a la solidaridad ciudadana.
096 802 9266 con Claudio Vilela, padre del afectado
Disparado en el mar
Todo ocurrió el miércoles 26 de agosto, a unas 9 millas náuticas de El Matal. En el lugar del incidente habrían estado unas cuatro embarcaciones cuando los pillos irrumpieron. Claudio no detuvo su marcha y los delincuentes le dispararon para detenerlo.
“Mi hijo se acostó y pensó que ya los había perdido, entonces se asomó para verlos y le dieron el disparo en la cara”, relató el progenitor. Él no se dejó robar y llevó su lancha y tripulación a tierra, donde fue socorrido por otros pescadores.