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Los pacientes o sus familiares intentan enviar mensajes y hacer llamadas, sin suerte, durante los apagones en el hospital.Mario Valiente

Hospitales sin energía en Ecuador: El drama de los pacientes durante los apagones

La falta de cobertura móvil desespera a enfermos y familiares, que no logran comunicarse con sus allegados para alertar novedades

Una joven caminaba apresurada de un lado a otro por los pasillos del hospital Teodoro Maldonado Carbo, la noche del lunes 18 de noviembre. A cada paso, elevaba su teléfono, como queriendo tocar el cielo.

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¿La razón? Intentaba agarrar la señal celular, ya que había recibido una mala noticia sobre la salud de un pariente y debía comunicarse con sus familiares. “¡No entra ninguna llamada en esta huev... (teléfono)!”, exclamó con la voz quebrada y los ojos al borde de las lágrimas.

En la ciudadela del IESS, donde está ubicada la casa de salud, la energía se cortó ese día desde las 19:00 hasta las 23:00.

Voy a salir a buscar señal alrededor de la cuadra”, le contestó un hombre que acompañaba a la mujer, a lo que ella le respondió: “Pero cuidado que te roban”.

Diez minutos después, él volvió y le indicó que, aunque tuvo que caminar “como cinco cuadras”, había conseguido señal. Pudo comunicar la mala noticia a la familia, que ya estaba en camino.

Luego de esto, la pareja se quedó sentada, abrazada, pero como perdida en el tiempo. Pasaron así unos cuarenta minutos, hasta que la llegada de sus familiares rompió su tranquilidad. Volvió el llanto y la angustia.

Esta es una de las tantas historias de la sala de espera de esta casa de salud, donde entran y salen a diario decenas de pacientes que pasan peripecias para recibir atención médica durante los apagones de energía.

La espera es peor que la enfermedad

En los exteriores del hospital, los cuidacarros hacen la ‘platota’ debido a la falta de parqueos.Alex Lima / EXTRA

Jorge, otro paciente, aguardaba atención médica en este hospital guayaquileño, uno de los tres considerados de tercer nivel (máxima categoría) en el Ecuador y el único de la ciudad. Los otros dos son el Carlos Andrade Marín (Quito) y José Carrasco Arteaga (Cuenca).

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Cuando volvió la electricidad en el sector, y con ella la señal móvil, inmediatamente llamó a alguien y le explicó: “No me para de sangrar, voy a demorar, ‘tírale (págale)’ dos ‘latas’ (dólares) al guardia para que cuide bien el carro y vente”.

En el Teodoro no hay parqueadero para los pacientes o visitantes, al menos durante la noche, según corroboró EXTRA durante un recorrido por sus inmediaciones.

Quienes llegaban a Emergencias no solo debían preocuparse por su urgencia médica, sino también por la seguridad de su vehículo, pues los alrededores del hospital son considerados zona roja y el peligro aumenta sin iluminación.

Tercer nivel:El Teodoro Maldonado Carbo, fundado el 7 de octubre de 1970 con el nombre de Hospital Regional de Guayaquil, es uno de los tres hospitales públicos de tercer nivel (máxima categoría) del Ecuador y el único de la ciudad. Los otros dos son el Carlos Andrade Marín (Quito) y José Carrasco Arteaga (Cuenca).

Los cuidacarros, en cambio, han adelantado su ‘Navidad’ con esta situación. Son unos cinco celadores los ‘dueños’ del negocio y también del territorio. Su estrategia para sacarle más plata a los conductores es decirles que solo estarán “una hora más”, pero que si les dan cualquier ‘cariñito’ extra, se quedan otro rato.

Luego de que Jorge cerró la llamada, le explicó al médico que estaba cocinando cuando de repente se fue la energía y... ¡zas!, el cuchillazo fue a la mano y no al pescado. Trató de parar la hemorragia con papel de cocina, pero al ver que no dejaba de sangrar, se la enrolló con una franela y salió apurado a hacerse atender.

Luego de revisarle la herida, un galeno lo derivó al área de cirugía menor, donde le dijeron que debían suturar la herida abierta, así que le dieron una hoja con unos garabatos (receta) y lo mandaron a comprar el hilo, porque el hospital no tenía; además, para su mala suerte, justo cuando terminaron de coserlo y debían recetarle analgésicos y antibióticos, se ‘cayó’ el sistema, así que tampoco le dieron las medicinas.

Ese es el ‘cuento’ que meten para cogerse los medicamentos. Mi cuñada y concuñado son doctores y siempre que van de visita llevan a regalar pastillas. Las cajas dicen que no son para la venta libre, son las medicinas que no les dan a los enfermos”, le contó Jorge a su acompañante.

¿De qué se quejan los pacientes del hospital Teodoro Maldonado Carbo?

Las bancas son utilizadas como camas por los allegados de los enfermos.Mario Valiente Velásquez / EXTRA

Algunos pacientes del Teodoro Maldonado no se quejan de la atención médica; es más, la consideran buena, pero sí lamentan las condiciones deplorables en las que se encuentran las instalaciones.

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Por ejemplo, en la sala de espera de Emergencias, el baño de mujeres no tiene cerradura, por lo que quienes desean usarlo tienen dos opciones: hacerlo con la puerta abierta o pedir a alguien en la sala que le haga el favor de sostenerla mientras ocupa el sanitario.

En el baño de hombres, en cambio, el único urinario está fuera de servicio, cubierto con un plástico rojo; a los sanitarios les faltan las respectivas tapas, están salpicados de orina y heces, los papeles sucios están fuera del tacho, regados en el piso de los cubículos, y las puertas y separadores metálicos cubiertos de óxido.

Irónicamente, en la sala de espera hay una pared, manchada, despintada, con la pintura descascarada, con la leyenda: “Trabajando por ti, afiliado” y más abajo la frase, ya borrada y casi ilegible, “Mejor que nunca”.

Cuando este Diario solicitó información sobre la inversión para el mantenimiento del inmueble, desde el área de comunicaciones ofrecieron una visita para corroborar su estado. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición, el recorrido no fue confirmado ni agendado.