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Drama
Madre con epilepsia pide ayuda para su hija con insuficiencia renal crónica y más afecciones
La menor, de 13 años, nació con una luxación congénita de cadera, que le impide caminar y desarrollar su cuerpo, por eso tiene la apariencia de una niña de 6
Anabel Rodríguez carga a su hija que tiene 13 años, debido a la luxación congénita de cadera con la que nació. No pudo gatear ni caminar. Sus huesos están fuera de su lugar.
Dicha afección no ha permitido que su cuerpo se desarrolle, por eso tiene la apariencia de una niña de 6 años.
Desde diciembre del año pasado, la menor está asilada en el Hospital del Niño Francisco de Icaza Bustamante de Guayaquil, centro pediátrico que trata su insuficiencia renal crónica (etapa cinco), la cual fue detectada cuando tenía 7 años.
Pero ella no es la única que presenta complicaciones en su salud, Anabel también. La madre soltera, de 37 años, oriunda de La Libertad, sufre de crisis epilépticas.
Las convulsiones aparecen cuando está preocupada o estresada. Actualmente le dan con frecuencia y el resultado han sido fracturas, golpes en la espalda, cara y cabeza. Sostiene que primero está la salud de su pequeña, por eso, lo poco que obtiene de la caridad de algunas personas lo destina para comprarle los pañales a su hija.
“Tengo que tomar todos los días una pastilla que vale 10 dólares, en La Libertad, donde vivo, la venden en ese valor; acá, en Guayaquil, la consigo en 5. La epilepsia se me ha presentado bañándome y me he roto la cabeza. El estrés de mi hija es grande, grita por ayuda, pues no puede caminar para ayudarme”.
Afirma que ha llevado a chequear a su hija a Riobamba. “Unos médicos extranjeros me dijeron que es mejor que Dios la mantenga así, hasta cuando Él decida llevársela, pues la pueden operar, pero no va a caminar, más le iban a causar sufrimiento”.
Asimismo, en diciembre del 2022, doctores estadounidenses le comunicaron que la solución era operar una parte de su cadera, luego una pierna y después la otra. Ella quiere que otros especialistas la chequeen y le den otras opiniones.
Hospital en casa
Cuando salgan del hospital, su hija debe de tener una habitación con cama hospitalaria, aire acondicionado, lavamanos médico, una silla de ruedas. El problema es que ni siquiera tiene casa propia, pues ella y su madre viven con una amiga, hace cinco años.
Aunque en el hospital le prestarán la máquina para que la adolescente se realice las diálisis, Anabel no puede estar tranquila, pues sabe que si no es una afección es otra. Sin embargo, asegura que no dejará de luchar por ella, con todo y convulsiones.
Padrastro infernal
La peor noticia que Anabel recibió no fue el diagnóstico de insuficiencia renal crónica de su hija, sino aquel que reveló que la pequeña había sido abusada sexualmente por su padrastro, solo tenía un año y medio de vida.
Al recordar esta traumática situación, Anabel llora, trata de calmarse para no sufrir una convulsión.
Indica que el sujeto aprovechó que ella tuvo un cuadro epiléptico; se desmayó y la bebé sollozaba. Le preguntó ¿qué pasó?, pero ‘se hizo el loco’ y respondió que la niña era engreída.
“Dios me dijo: ‘Llévala al hospital’ y eso hice. Allí la revisaron y confirmaron el abuso. A ese hombre lo cogieron preso. Por eso mi hija es tímida, reservada, en ocasiones se me deprime”, manifiesta entre sollozos.