Gisella Montero es quien surte de aguas, colas, jugos y hasta diversión a los lugareños de la parroquia Santo Domingo de Guzmán, en el centro de Guayaquil.

En su local, ubicado en las faldas del cerro del Carmen, zona en la que se iniciaron los asentamientos en la urbe porteña, atiende con mucha cortesía y amabilidad a los devotos que acuden hasta la iglesia San Vicente Ferrer.

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Su espacio tiene de todo e incluso presenta una sorpresa para quienes se acercan: productos hechos a mano por ella y una de sus hijas, que saltan a la vista de los visitantes. Se trata de artesanías elaboradas en mimbre, paja toquilla, fibra, sapán (corteza del tallo de plantas de plátano) y hasta lana. “¡Y de la mejor calidad!”, asegura.

Gisella cuenta que desde hace aproximadamente seis años se estableció en ese local gracias a una de sus hijas, luego de enviudar.

“Mi esposo falleció y yo debía sustentar a mis dos hijas. Una estudiaba la universidad; la menor, el colegio. Yo no me podía permitir dejar de trabajar. Ya teníamos un negocio, pero él era el que hacía parte del trabajo y, aunque yo también aprendí, el tiempo no me daba para atender un hogar y dedicarle tiempo a las artesanías que elaborábamos”, relata.

Sin embargo, debido a su habilidad con los productos elaborados a mano, ideó cómo hacer canastas a partir de un material típico del país y reconocido a nivel internacional: la paja toquilla.

“Empezamos con cestas, como en las que se guardan los alimentos o incluso para los panes. Poco a poco fuimos incursionando con los demás materiales”.

Por lo que si de hallar maneras de transportar los alimentos de otros caseritos de la ciudad se trata, Gisella tiene la solución. Al poco tiempo incluyó en sus creaciones lámparas de techo de todos los tamaños y materiales.

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“Hemos realizado hasta en macramé (técnica que usa nudos de tela para su elaboración). Nuestro primer gran pedido fue en la boda del presidente”, rememora.

Y para tener más que contentos a sus clientes, ella dice atenderlos 24/7. “Yo soy la ambulancia Gisella (risas). Si me piden uno de mis productos a las 23:00, aquí me encontrarán. ¡Nunca me niego a una venta! Esa es la manera en la que el cliente se siente contento”, finaliza.

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