Desde el lunes pasado, personal de las direcciones de Obras Públicas, y Justicia y Vigilancia del Municipio de Guayaquil iniciaron la evaluación técnica (previa a la total demolición) de una vivienda abandonada, ubicada en las calles Higueras y Costanera, Urdesa Central, a la cual se la denomina ‘La casa embrujada’, pues moradores y transeúntes afirman que manifestaciones sobrenaturales se desarrollan en el sitio.

Pese al derribamiento de la infraestructura, se respetarán a los árboles de mangle y otras especies del predio. En la inspección se constató el avanzado deterioro de la residencia, que ha resistido a temblores, terremotos e incendios.

La expresidenta del Comité de Urdesa, Zoila Castro, dice que por un tiempo sus dueños fueron miembros de la familia orense Ramírez Franco, pero no se sabe mucho de ellos, quienes perdieron el inmueble por problemas económicos hace más de 35 años.

Tumbar la estructura puede ser más sencillo hablando desde el punto de vista material, pero en lo sobrenatural es mucho más complicado, opina la pastora Estela Mosquera García, quien señala que la presencia de espíritus se debe a que en el lugar se han realizado diversos actos que han abierto portales espirituales, tales como hechicería, consumo de drogas, fornicaciones, abusos sexuales, pactos satánicos, entre otros.

“La residencia está habitada por demonios, por eso es necesario ungirla antes de construir algo en el terreno. Si van a levantar allí una edificación de perdición, como un motel, por citar un ejemplo, estos espíritus no se van a ir”, manifiesta la pastora, quien indica que ungir el sitio no lo puede hacer cualquier persona.

“En la 29 y García Goyena hay una casa como esta de Urdesa e iban pastores a ungirla, pero ellos salían mal, cansados. Por eso hay que ir revestido con el poder del Espíritu Santo, estar en ayuno, oración y se unge con aceite para que los demonios se vayan”, finaliza.

Expresión juvenil

Para el gestor cultural Gustavo Rivadeneira, este predio fue empleado por jóvenes para realizar actividades no santas y otras productivas, fue una forma de su expresión.

“Colectivos artísticos de pintores hicieron ferias y eventos guiados hacia la pintura, serigrafía, muralismo, etcétera”, dice Rivadeneira, quien también menciona los mitos que giran en torno a la propiedad, uno de ellos la aparición de una mujer asomada en las ventanas, un alma en pena, pero el gestor cultural sostiene que pudieron ser estudiantes que se hacían ‘la pava’ y se metían en la casa. Trata de buscarle una explicación lógica.

“La fachada convencional fue cambiada por jóvenes artistas. Ellos usaron colores vivos como amarillos y rojos que expresan fuerza y energía. Este cambio fue como hace 8 o 10 años”, expresa.

Algunos mitos y leyendas