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Drama

El pequeño, cuando tenía un mes y medio de nacido.Cortesía

Jacobito lucha por su vida, pero necesita tu ayuda

Con tres meses de edad lucha por vivir. Él nació con hidrocefalia, un quiste en el cerebro, paladar hendido y una malformación en el sistema nervioso. Si quieres ayudar comunícate al 099 899 5770

“Si gusta puede interrumpir su embarazo”. Esa propuesta le hizo un médico a Lidia Rendón cuando se enteraron, en su último mes de gestación, que su hijo nacería con hidrocefalia.

“Ni mi esposo ni yo tenemos ese corazón para hacer eso”, dice Lidia, de 32 años.

Esta familia habita en Guayaquil. Jacob es el menor de los tres hijos y ya tiene tres meses de edad. Pero en el quinto día de vida, una doctora le dijo a la madre que de esa noche no pasaba (iba a morir) su bebé, quien también nació con un quiste en su cerebro y el síndrome de Dandy-Walker, malformación del sistema nervioso central, cuya incidencia es de un niño por cada 25.000. Además, tiene el paladar hendido (abertura en el ‘techo’ de la boca).

Por sus afecciones le dan convulsiones, suele acumular flemas y se ahoga. “Toca aspirarlo a diario”.

La ‘chirez’, otro mal

Jacobito recientemente fue operado, se le introdujo una válvula en su cerebro para poder drenar los líquidos; también se le extrajo el quiste, pero requiere de medicación, leches, paños húmedos y pañales, pero el sueldo que su padre recibe no les alcanza; él es trompetista de mariachi.

“Por cada serenata (grupo de 10 canciones) mi esposo recibe 10 dólares, pero en San Valentín, Día de las Madres y en diciembre es cuando más se trabaja; ahorita no hay muchos contratos. Aparte tenemos que pagar el alquiler de la casa, la escuela de mi hijo mayor, no nos alcanza el dinero. Hemos hecho rifas y bingos”.

Sus padres han puesto su fe en las promesas de Dios, que están en su Palabra. Las oraciones no faltaron cuando estaba hospitalizado.Juan Faustos / EXTRA

Mamá también está enferma

Con tristeza, Lidia manifiesta que su retoño no la ve, otra consecuencia de sus enfermedades, pero que sí la oye. Es más, en el Hospital del Niño Francisco de Icaza Bustamante, él la diferenciaba de las doctoras y enfermeras, sabía que era mamá.

“Me identificaba, apenas llegaba me abría la boca porque quería comer. Aunque no me pueda ver, me escucha”, expresa entre lágrimas.

Lo más duro para ella ha sido presenciar sus crisis. “Al mes y medio yo le estaba dando de lactar, se atoró con la leche y la flema, se puso azul en mis brazos, sus ojos estaban en blanco, los médicos lo reanimaron. Ese día le dije al Señor que no podía más, que si era su voluntad se lo llevara o lo dejara, que no podía verlo sufrir”, recuerda con angustia.

Eso no es todo, Lidia también está enferma, tiene cálculos en sus riñones, pero por no contar con tiempo y dinero no ha podido hacerse chequear. A ratos sus piernas se le hinchan.

Lidia y su esposo disfrutaron de cada uno de los meses del embarazo.Cortesía

Aferrada a su sueño

Al día siguiente de recibir el diagnóstico de hidrocefalia, la madre de familia asegura haber tenido un sueño celestial.

“Me mostró a mi hijo predicando, era joven y sano, alcancé a oír su nombre. Él es un alma para Dios y tiene un propósito, el Señor lo usará para su gloria”, sostiene.

Lidia también tiene otros hijos, Justin, de 10 años, y Estefany, de 4. La progenitora confiesa que en una ocasión ella estaba alabando al Todopoderoso y un familiar le dijo: “En la situación en la que estás... ¿cantas? Yo le respondí que le había prometido al Señor que en las buenas y las malas iba a alabar su nombre. Nunca me ha fallado, me ha sostenido”, manifiesta ‘hinchada’ de fe

“No sabía lo que venía con sus enfermedades, pero ni mi esposo ni yo nos arrepentimos de haber tenido a nuestro pequeño”.Lidia Rendón, madre