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Familia

La impulsividad de la adolescencia influye en las riñas colegiales

Las 'puñetizas' se darían por la sociedad violenta en la que se vive. Estas surgen en todo tipo de colegio y no habría distinción de género, entre mujeres y hombres se dan.

La impulsividad de la adolescencia influye en las riñas colegiales
La impulsividad de la adolescencia influye en las riñas colegialesFreepik

Los centros educativos, espacios para el aprendizaje de niños y adolescentes, donde debe reinar la armonía y unidad, se suele convertir en un ‘ring’ para mechoneadas, puñetes, arañazos entre alumnos.

“Eso siempre ha existido, pero ha aumentado con el tiempo y hoy es puesto en escena por las redes sociales”, indica el psicólogo clínico Luis Siguencia.

Su colega y orientadora estudiantil Eliana Rodríguez sostiene que en la adolescencia está presente la impulsividad por factores biológicos, sociales y psicológicos, dándose la construcción de la identidad a través de la fuerza e intimidación.

“Es un asunto multicausal: demostrar quién es más o tiene el mando dentro de sus pares (alumnos), también por un aspecto de popularidad o reconocimiento social, o querer infundir respeto o superioridad ante los otros”, dice el especialista.

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Rodríguez añade otros motivos, las diferencias de criterios, bromas que terminan mal, enamoramientos, equipos de fútbol, invasión de territorio, revelación de confidencialidades y más razones.

También señala que las peleas se pueden dar entre hombres, mujeres, incluso féminas con varones. “Las riñas se dan entre los diversos géneros, se consideran en igualdad de condición”, indica la experta en salud mental.

La ‘pipol’ hace su parte

La sociedad ecuatoriana se está volviendo cada día más violenta y esto repercute en los chicos que están en proceso de construcción. “Los medios tamizan la noticia, las redes la lanzan cruda. Ellos la consumen todos los días, a todas las horas, bajo una escueta supervisión de un adulto”, precisa el sociólogo Juan Salazar. 

Efectos físicos, psicológicos y académicos

Estas riñas traen gravísimas consecuencias en la parte física, psicológica y académica. Pueden darse fracturas, lesiones cerebrales, discapacidad, moretones, incluso podría terminar en la muerte de algún estudiante. Así como la depresión, ansiedad o algún otro trastorno mental, manifiesta Rodríguez.

“Estas conductas son repetidas por los más pequeños, quienes toman de referencia a los chicos de grados superiores, aprenden a resolver así sus problemas”, expresa la psicóloga. A esto se suma la pérdida de año, deserción escolar, posible reclutamiento de bandas organizadas, asevera Salazar.   

EXTRAtips

1. Habla con tu hijo, si es él quien pelea. Hazle ver que esta no es la forma de relacionarse ni resolver conflictos. Psicoedúcalo en el manejo de la ira y emociones.

2. Que entienda que no está solo, si él es el agredido. Y comunica el hecho a tutores, inspectores, Departamento de Consejería Estudiantil (Dece) para que active las rutas y protocolos de violencia, donde se le brindará apoyo y contención al estudiante afectado.

3. El maestro no está de adorno. Debe tener el control dentro del aula y marcar el ritmo de la clase, no los alumnos. Si el ‘pito’ se da en el salón es necesaria la resolución de conflictos a través del diálogo entre pares y con ayuda de mediadores. Que los chicos conozcan las sanciones que podrían tener en casos de esta naturaleza.

4. Para los espectadores. Comunicar el problema no significa que sea ‘sapo’, es velar por la integridad de quienes pelean.

“El chico se crea y cría en un entorno violento, luego llega al colegio y convierte esa realidad cotidiana que está consumiendo y la materializa en una pelea”Juan Salazar, sociólogo
padre e hijo
Si usted le enseña a su hijo a pelear, él creerá que esa es la vía para 'solucionar' problemas.Pixabay
“Estos conflictos se dan en todos los colegios, públicos, privados, diurno, nocturno, mixto. Se da plantel contra plantel, incluso hasta padres podrían pelear”.Luis Siguencia, psicólogo clínico