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José González Alegría dejó 20 dólares en un sobre manila.Joffre Lino

Horror en Anconcito por suicidio de comerciante esmeraldeño

Se destrozó la cabeza tras lanzarse en un acantilado. Un familiar aseguró que la víctima residía y desempeñaba sus labores entre Galápagos y Guayaquil

Policías, familiares y amigos tratan de descifrar los motivos que llevaron al comerciante José González Alegría a tomar la fatal decisión de lanzarse en un acantilado, desde aproximadamente 120 metros de altura, para quitarse la vida.

El hecho se produjo la tarde del lunes 4 de enero de 2021, en Anconcito, provincia de Santa Elena.

El hombre dejó un sobre manila con 20 dólares, una copia de su cédula y varios números telefónicos de sus familiares. “Sin duda, dejó dinero para las llamadas, y que se haga saber la noticia de su muerte”, comentó uno de los asustados testigos.

La envoltura con el dinero fue encontrada por los agentes al pie del sitio donde se lanzó.

González Alegría, de 59 años, fue visto minutos antes de su muerte por varias personas que transitaban por el lugar. Allí, en un paradero de buses, permaneció sentado por un buen tiempo, después caminó hasta la orilla, dejó el sobre a un lado y se precipitó al vacío.

"Escuchamos un tremendo golpe, como cuando explota algo, todos corrimos para ver lo que había pasado y vimos a la persona muerta”.
Leonel Pihuave, morador

Como el estacionamiento está frente a una iglesia, se presume que el hombre, afroecuatoriano y de contextura gruesa, estuvo reflexionando y pidiendo perdón a Dios por la fatal decisión que tomó.

El suicida cayó sobre una gran cantidad de rocas, por lo que se destrozó toda su cavidad craneal, al igual que sus extremidades superiores. Algunos pescadores se sorprendieron al ver al hombre por los aires que caía hacia la orilla.

Minutos después de ocurrido el suceso, decenas de curiosos que acudieron al lugar quedaron asombrados al ver cómo terminó el individuo. “Dios mío santo, qué depresión habrá tenido este señor para que tome esa decisión”, murmuró uno de los presentes mientras se santiguaba.

Nadie lo conocía

En el puerto peninsular continuaban los comentarios sobre el suicidio. La mayoría manifesó que nunca había visto a José González Alegría y que, en primera instancia, lo confundieron con un guardia de seguridad al que conocen como Colombiano.

“Todavía estamos asustados, parece increíble que una persona decida hacer eso.Escuchamos un tremendo golpe, como cuando explota algo, todos corrimos para ver lo que había pasado y vimos a la persona muerta”, dijo Leonel Pihuave, uno de los primeros en llegar al sitio donde yacía el cadáver.

Después de revisar minuciosamente el sobre que dejó la víctima, los peritos de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida y Muertes Violentas lograron contactarse con uno de los familiares, quien indicó que José era un próspero comerciante de productos varios, oriundo de Esmeraldas, pero que vivía entre Galápagos y Guayaquil. Tampoco entendía por qué se mató en Santa Elena.

Se envenenó con fertilizante

En otro caso, ocurrido en el recinto La Estacada, del cantón Pedro Carbo, en Guayas, Romina Antonella Orrala Carló, de 18 años, también decidió quitarse la vida ingiriendo un líquido fertilizante.

La joven fue descubierta por su padre, quien la llevó a un centro de salud, donde se confirmó su deceso.

Explicó que su hija no salió de su habitación, por lo que fue a buscarla y halló su cuerpo inerte.

El fiscal Hugo García Vargas informó que cerca del cadáver se encontró una funda del fertilizante con el que se habría quitado la vida. (ERS)