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En las afueras de la casa donde ocurrió el hecho violento todavía existe sangre de la víctima.RENE FRAGA

Una herencia sería la razón por la que hombre de 88 años asesinó a su hijo en Quito

La madre y un amigo de la víctima fueron a retirar su cadáver. Los moradores afirman que siempre oían discusiones dentro de la casa de la familia

Eran las 12:00 del jueves 7 de marzo. Tres perros esperaban afuera de un domicilio ubicado en el sector de La Primavera de Las Casas, en el noroccidente de Quito.

A esa hora Ximena, la dueña del inmueble, solía salir con un balde lleno de comida para alimentar a los caninos callejeros de la cuadra. Sin embargo, en ese momento, ella estaba en la morgue retirando el cadáver de Raúl, su segundo hijo.

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La noche del 5 de marzo, su esposo, Miguel, lo habría asesinado de un carabinazo en el pecho luego de una discusión. El sospechoso, de 88 años, tiene arresto domiciliario por su edad. Además, padece una enfermedad catastrófica. Lleva un grillete electrónico.

La autoridad también dispuso que Miguel “no realice actos de persecución o de intimidación” en contra de Ximena.

Un secreto a voces

Los moradores que viven en la misma cuadra que la familia indicaron que nunca habían presenciado una pelea afuera del domicilio, pero dijeron que, puertas adentro, siempre se escuchaban discusiones.

La causa del crimen, según las primeras indagaciones de la policía y versiones de algunos habitantes, habría sido un problema de herencia. Al parecer, Ximena le había prometido de palabra a Raúl que él se quedaría con la casa en la que viven cuando ella falleciera.

El día de la discusión, según la Policía, los hijos del detenido no sabían que este tenía una carabina cargada en la casa.

Esto habría incomodado a Miguel, quien le dijo a Ximena que sea más justa y reparta la propiedad con sus otros dos hijos también. La señora, de 78 años, había asegurado que uno de ellos ya no vive en el lugar y que a su otra hija le dio un departamento. Por eso quería que el resto del inmueble se lo quedara Raúl.

Los vecinos todavía continúan consterna-dos por el filicidio.RENE FRAGA

Ahora Ximena tendrá que buscar un lugar donde vivir durante los 30 días que dure la investigación que realizará la Fiscalía a su esposo, para determinar su culpabilidad en el crimen de su hijo.

Raúl era electricista y solía manejar una camioneta que quedó parqueada al ingreso del domicilio por el que hubo la discusión. Su cadáver fue retirado por su madre y un amigo que lo acompañaba en sus labores. No fueron sus hermanos.

Los vecinos señalaron que la familia vive en el sector desde hace 40 años. Antes de jubilarse, Miguel trabajaba en una fábrica donde elaboraban jabones y otros artículos de limpieza. Ximena se encargó de criar a sus tres hijos, quienes con el pasar de los años, según los moradores, se ‘rebelaron’ y discutían con sus progenitores.

*Los nombres de los protagonistas de este reportaje fueron cambiados para proteger su identidad.

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