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No hay justicia para Gaby, fallecida en un accidente de tránsito en diciembre de 2021
Hijos de la difunta no han recibido una reparación económica del implicado en el choque, quien fue detenido pero ahora está libre.
Han pasado dos meses y el tercero está en camino. Desde la muerte de Gabriela Alejandra Concha Ramos, en un accidente de tránsito, no solo persiste el dolor de su partida, sino la necesidad de una reparación económica para sus hijos y una sed de justicia que no se calma.
El 30 de diciembre de 2021, pasadas las 23:00, la madre de familia iba en una motocicleta junto con Jorge López Pérez, quien era su pareja.
Él sobrevivió al percance y recuerda partes de la tragedia. Cuenta que iban por la vía Perimetral, en sentido sur - norte, a unos 500 metros antes del ingreso a la Espol.
“Yo iba manejando por el carril izquierdo. Solo sentí el impacto por detrás. Nunca vi el vehículo hasta después”, dice.
Perdió el conocimiento, pero luego se despertó aturdido. Vio a Gabriela tirada a unos metros. No podía hablar por la gravedad de las heridas.
Según Jorge, la ambulancia tardó más de media hora. Gabriela falleció en el camino hacia una casa de salud.
El conductor del vehículo implicado fue detenido y permaneció privado de su libertad hasta inicios de febrero, indicaron Enrique Concha y Rosa Ramos, padres de Gabriela.
Lamentan que actualmente, a poco tiempo para que se cumplan 90 días del hecho, aún no se haya emitido un dictamen condenatorio o absolutorio a quien iba al mando del automotor esa noche.
El 3 de marzo estaba prevista una audiencia para presentar pruebas en contra del sospechoso, pero la diligencia no se realizó y quedó aplazada.
“Lo que buscamos es justicia y que de alguna forma haya una reparación monetaria. Yo sé que mi niña no va a resucitar, pero dejó a dos menores de edad, de 15 y 12, que necesitan apoyo”, exclama Enrique.
ÚLTIMA CHARLA
Rosa trata de sacar fuerzas para cuidar a sus nietos. Aún tiene presente cuáles fueron las últimas palabras que cruzó con su hija.
Unas cuatro horas antes de la desgracia, Gabriela la ayudó a cerrar el negocio familiar de venta de comida y después dijo que se iba a ver los monigotes con su amado. “Le dije: ‘mamita, que Dios la bendiga y me la guarde. Regrese pronto’. Eso fue lo último que hablamos”.