Exclusivo
Actualidad
Guayaquil: La ‘huesuda’ dañó la celebración por el Día de la Madre
Dos mujeres lloran la muerte de sus familiares. Una de las víctimas salió a trabajar en una tricimoto para comprar la leche y los pañales de su hijo de dos meses. Al otro lo ‘cazaron’ cuando veía un partido de vóley en la cancha del barrio.
Verónica Aristega Cruz y Gloria Carpio Vázquez nunca antes se habían visto, pero ayer la tragedia las juntó en un mismo lugar: el Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil. A este sitio fueron llevados, la noche del sábado, los cadáveres de sus familiares asesinados.
La primera en arribar al instituto forense, a las 08:00, fue Verónica junto a sus familiares para iniciar los trámites y retirar el cuerpo de su sobrino, Fabricio Alexis Miranda Aristega.
El joven, de 23 años, fue asesinado a las 20:00 del sábado en la ciudadela Los Vergeles, en el norte del Puerto Principal.
Fabricio conducía una tricimoto cuando, al parecer, se produjo un enfrentamiento entre miembros de dos bandas criminales y una bala perdida penetró su cabeza. Murió al instante.
“No era mi sobrino, sino mi hijo, lo vi nacer, crecer, cuando murió mi hermana quedé al cuidado de sus hijos. Mi muchacho era trabajador y no se metía con nadie, no tenía antecedentes”, manifestó llorando Verónica.
Contó que a las 18:00 Chavito, como llama de cariño a su Fabricio, salió a laborar en la tricimoto de un cuñado, porque no había completado el dinero para los pañales y la leche de su hijito de dos meses de nacido.
“Mi sobrino era albañil, pero el lunes como fue feriado, no trabajó y salió para ganarse unas monedas. Al parecer, querían matar a un pasajero y fue mi muchacho quien llevó la peor parte”, agregó la deuda.
A escasos dos metros de Verónica, estaba Gloria, acompañada de sus allegados. Sus lágrimas conmovían a quienes la rodeaban. A su hijo lo mataron en el bloque 6 de Flor de Bastión, en el noroeste de la ciudad.
“Mataron a mi hijo a una cuadra de mi casa. Estaba viendo un partido de vóley en la cancha del barrio. Sus asesinos llegaron en moto”, comentó la progenitora, a quien el dolor por la muerte del menor de sus descendientes tampoco le permitió celebrar el Día de la Madre. (AEB)