Exclusivo
Actualidad
Como si fueran inofensivos dulces, así venden peligrosa droga en colegios de Guayaquil
A más de la extorsión a maestros y alumnos, criminales buscan captar más consumidores expendiendo la ‘merca’ en envolturas coloridas y con imágenes de muñecos
Tiene la apariencia de un dulce, luce inofensivo y atractivo para la vista de quien lo mira por primera vez. Sin embargo, lo que guarda esta envoltura plástica, recubierta de un papel impreso a colores, en el que constan figuras infantiles y que se está comercializando como golosina dentro de los planteles del noroeste de Guayaquil, es tan adictivo y letal que puede hasta causar la muerte: es la droga ‘H’, compuesta por heroína, residuos de cemento y otros productos nocivos.
Te invitamos a leer: El trasfondo sentimental del "pícaro y cariñoso" abogado manabita asesinado a tiros
El teniente coronel Roberto Santamaría, jefe del distrito Nueva Prosperina, reveló que a más de las extorsiones cometidas por estudiantes a sus propios compañeros y maestros, otro de los delitos que están sucediendo en los interiores de las unidades de educación de esta jurisdicción que alberga a 159 instituciones educativas, 9 de ellos priorizados por el nivel de violencia en sus alrededores, es el expendio de droga, pero presentada de una forma seductora para quien la compra.
“Para captar a los niños y jóvenes, quienes la expenden, tienen el ‘ingenio’ de presentarla con una apariencia atractiva y bonita. La forma en que comercializan la sustancia tiene una envoltura ‘amigable’, no es lo mismo venderla en un sobre cualquiera, con esta presentación hacen que a la droga se la vea como algo bueno”, afirmó el jefe policial, cuyo distrito es el más violento del país. En Nueva Prosperina se han registrado 451 asesinatos en lo que va de este año.
El jefe policial explicó que el precio de cada paquetito es de un dólar y que para enganchar a los estudiantes primero los seducen regalándoles una dosis, una vez creada la adicción los jóvenes desarrollan la dependencia que podría hasta ocasionarles la muerte.
“Es imposible controlar las mochilas de todos los chicos, por eso es necesario tener policías adentro de los planteles, de esa forma se podría controlar a quien extorsiona a los estudiantes y a quien expende droga, pero este trabajo es en conjunto con el Ministerio de Educación, nosotros no estamos autorizados para entrar a los colegios”, sostuvo Santamaría.
Recordó que hace dos semanas en un plantel del distrito a su cargo, autoridades reportaron que un estudiante entró armado y que realizó un disparo al aire, pero que, por no tratarse de un delito flagrante, el menor de edad no pudo ser aislado. “Hay tipo de hechos que también deben ser investigados, existen temas de violencia contra la mujer, acoso sexual entre estudiantes, el reclutamiento de alumnos por organizaciones criminales, aprovechando que son menores de edad”, agregó.
- Testimonios: Las tardes son más terroríficas
Para Karina, quien tiene a su hija de 7 años estudiando en un colegio del bloque 6 de Flor de Bastión, que a decir del teniente coronel Santamaría en la actualidad es el más conflictivo de su distrito, los hechos de sangre, los atentados en su sector y las extorsiones dentro plantel donde se educa su niña hizo que solicitara el cambio de jornada escolar para ella.
“Sigue en la misma institución, pero en la mañana, es un poquito menos peligroso, después de las 13:00 se ven motorizados dando vueltas alrededor del colegio y adentro la situación no deja de ser preocupante, a los alumnos de bachillerato, sus mismos compañeros les piden dinero, uno o dos dólares para dejarlos presentar las tareas”, cuenta.
Jessenia, otra madre de familia de este mismo plantel, tomó también la misma decisión de cambiar a su hijo a jornada matutina, pues asegura que en la mañana se ve más la presencia de policías que en la tarde y que además las autoridades educativas ejercen mayor control sobre los alumnos.
- La experta: “Padres deberán ser psicólogos”
“¿Qué está circulando?”, es la pregunta planteada la doctora Julieta Sagñay, experta en adicciones. “Podrían ser pastillas molidas, pero como no hay ninguna institución que regule o revise, no sabemos a qué nos enfrentamos”.
El daño en los infantes consumidores sería mayor que en otros casos, ya que están en desarrollo: no crecería mucho, tendrían desnutrición, deterioro cognitivo y psicomotriz, retraso en el aprendizaje, ansiedad, depresión, ideas e intentos suicidas por tener que ocultar la adicción. Su declive sería dependiendo del nivel de consumo. No hay tiempo fijo.
El menor de edad no sabe qué hacer y es ingenuo. “Como no hay políticas de prevención, le tocará al padre de familia ser el psicólogo en casa, formarlos en una personalidad fuerte para que no ceda, alentar sus sueños, mantenerlos ocupados”.
Quienes los reclutarían serían chicos que vienen de familias dedicadas al microtráfico o quieren pagar su consumo ‘enrolando’ a otros.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!