Katherine miraba al piso y contenía las lágrimas mientras recordaba el momento en el que su hija murió en sus brazos luego de que dos sicarios le dispararan. Sucedió en abril del año pasado en Ibarra, Imbabura, y tras casi un año, “gracias a Dios ya tengo fecha de juicio que es el 24 de enero (de 2023)”, dijo con cierto alivio.

Esa fecha se decidirá si los cuatro implicados en el hecho, entre ellos, el padre de la infante, son culpables o no. Aunque para Katherine, todos no deberían salir jamás de la cárcel. “No tienen perdón de Dios”, dijo ayer con furia mientras daba su testimonio durante la presentación de cifras de los asesinatos de mujeres ocurridos durante el 2022 entre los que se cuenta al caso de la bebita ibarreña.

La fundación Aldea fue la encargada de la recopilación de los datos de 134 femicidios en situaciones íntimas, familiares, sexuales u otras. Aunque a más de esos números se incluyó el asesinato de nueve personas transfemeninas y de 184 mujeres asesinadas que, según la fundación, son considerados como femicidios causados por delincuencia organizada.

Las armas usadas

“Ella fue mi única hija”, detalló al recordar que apenas tenía siete meses de nacida cuando una bala acabó con su existencia. Katherine contó que el proyectil entró por el bracito derecho y le atravesó el tórax.

Según la denunciante, el padre de la bebé, llamado Luis Andrés López y en ese entonces policía en servicio activo, habría planificado el hecho. Los dos hombres, Ufredo Barros y José Lemos, supuestamente fueron contactados en Guayas por Marisol González, conocida como Majo y pareja del exagente, para que hicieran el ‘trabajo’.

Para hacerlo, presuntamente el exuniformado les dio su arma de dotación, la cual fue hallada como evidencia. A decir de Geraldine Guerra, de la fundación Aldea, el año pasado 6 de cada 10 crímenes de mujeres se ejecutaron con armas de fuego.

Por ahora, la única esperanza de Katherine es que haya una sentencia ejemplificadora en contra de los implicados.

Que se diga toda la verdad

A más de Katherine, otras cuatro mujeres dieron sus testimonios por las muertes violentas de sus hijas, entre ellas de Camila Aguilera, quien cayó del piso 16 de un edificio en Quito, en junio de 2022.

Su madre, Janeth Sierra, contó que el hecho se dio luego de que Camila discutiera con su novio, quien supuestamente la había golpeado. “Ella estaba junto a su hermana y otros compañeros cuando, de un momento a otro, no la encontraban dentro del departamento al que fueron”.

En ese instante, quien fue su pareja les dijo que la joven, de 21 años y estudiante de medicina, aparentemente había saltado.

El caso fue tratado como un suicidio, pero la madre de la fallecida está segura que se trató de un femicidio, por lo que el caso también fue incluido en las cifras presentadas. Por ello quiere que se cuente toda la verdad.