Pese a los filtros y controles, el ingreso de cualquier objeto es posible en las cárceles del país. Así lo revelan familiares de reclusos entrevistados por EXTRA. Las esposas y madres de los privados de libertad explican que pagan desde 50 ‘latas’ por un pollo asado, de $250 hasta $900 por un celular y hasta 5 mil dólares por meter un arma sofisticada.

Burlar el control parece sencillo... lo cuentan quienes lo han hecho ya, aunque las autoridades digan lo contrario. Como evidencia de que la realidad es otra están los asesinatos de 81 reos que ha provocado la mayor crisis carcelaria que afronta Ecuador.

Para proteger su identidad la llamaremos María. Ella es la esposa de un recluso y tiene más de cinco años visitando el Centro de Privación de Libertad Zonal 8 de Guayaquil. Aquí su cónyuge cumple condena por asesinato. Sin tapujos, la mujer desvela cómo se hace para ingresar un objeto prohibido.

“Esto es así: nosotros le decimos al guía que necesitamos que nos ingrese un teléfono porque queremos estar comunicados con nuestros familiares y él se encarga de hacerlo. Cómo lo hace ya es su asunto. Todo es dando y dando. Si es un aparato turrito pagamos $250, uno de mejor resolución $ 600 y hasta $ 900. Claro está, eso es aparte de que nosotros compramos el teléfono”, dice.

Como ella, Sonia, quien desde hace 10 años acude a visitar a tres parientes que cumplen condena, acota que por el ingreso de una cuchara pagan cinco dólares y por un pollo asado hasta $50.

Pero ¿cómo los meten? Ariel, un exreo, asegura que los hacen en el doble fondo que tienen en los tacos de las botas y que los ingresan por partes. “Si es un A50 (celular) a nuestros familiares les cobran hasta 900 o mil dólares, dependiendo del ‘pato’”, dice.

“Sobre las armas, los cuchillos son los patrones. Comandantes o jefes de pabellones son los que se encargan de hacer el negocio. Así es como se mueve todo aquí, todo tiene su precio. El pago lo hacemos en efectivo porque ellos saben que con un recibo los podemos denunciar”, sostiene Sonia.

Mercedes, esposa de otros de los internos, describe cómo son lo chequeos a los que se someten los visitantes para ingresar a los centros.

“Nos revisan todo, el cabello, la ropa interior y hasta nos manosean, pero ¿cómo es posible que metan cuchillo y armas? Eso es simple, el trabajo lo hacen los guías, las armas la ingresan desarmadas, adentro las ensamblan. Los comandantes hacen el ‘tractor’ con sus guías de confianza”, desvela.

Carmen, esposa de un PPL, hace otra revelación, la habitación familiar para los encuentros íntimos de los reos con sus parejas también tiene precio. “Estos cuartos cuestan entre 25 y 30 dólares. Nosotros depositamos la plata a nuestras parejas y ellos se encargan de cancelar al guía”, sostiene la mujer.

Justo en ese momento timbra su celular y se interrumpe su relato. “Es mi esposo, me llama desde adentro (Zonal 8), me dice que ya está más tranquilo, que lo trasladaron a otro pabellón”.

EXTRA se comunicó con el Servicio Nacional de Atención Integral de Personas Adultas Privadas de La Libertad (SNAI).

Una funcionaria manifestó que no existen pruebas que confirmen la aseveración de los familiares. “Nadie se hace responsable. La Policía Nacional será quien investigue”, afirmó.

Nota: Los nombres fueron cambiados para evitar represalias.

Sacaron tijeras y ‘matachanchos’

Armas cortopunzantes, tijeras, celulares y otros objetos fueron requisados del Centro de Privación de la Libertad de Turi, la madrugada de ayer.

Freddy Sarzoza, comandante de Policía, dijo que fue un operativo regular, planificado. El gobernador del Azuay, José Jaramillo, anotó que en el operativo no hubo incidentes. (JM)