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Jéssica está junto a la cama de hospital en la que duerme su bebé de tres meses.Cortesía

“Yo haría todo por él”, dice la madre de bebé  con severa infección en su cabeza

La familia llegó a Quito desde El Coca en busca de atención para el bebé. Fue víctima del robo de todos sus ahorros. Ahora no tienen ni para pañales

Lo poco que Jéssica Machoa posee en esta vida, cabe en sus manos. Envuelta en una blusa sin mangas, ella tirita junto a la cama de hospital en la que duerme su hijo de tres meses. No se acostumbra al frío de Quito.

Lo siente en cada centímetro de su piel y hasta en lo más profundo de sus huesos. Pero no hay salida. Jéssica y la criatura estarán ‘atrapadas’, al menos, tres semanas en el tercer piso de la casa de salud, mientras el bebé le gana la batalla a una severa infección en su cabeza, desencadenada por el taponamiento de la válvula que controla la hidrocefalia que padece.

Han pasado menos de dos semanas desde que la joven y su esposo pisaron la capital. Una emergencia médica con el menor de sus dos hijos obligó a la pareja a dejar Flor de Oriente, un barrio de El Coca, en la provincia de Orellana, para buscar atención en Quito.

“Estaba bastante malito, por eso mi esposo dejó el trabajo y nos vinimos de urgencia. Habíamos juntado 750 dólares para los gastos, pero el primer día en la ciudad lo asaltaron. Ahora ya no tenemos nada”, lamenta la mujer desde la planta de pediatría de ese hospital en el norte de la ciudad.

Lo perdieron todo

Era la una de la tarde del domingo 9 de agosto de 2020 cuando ocurrió el atraco. El esposo de Jéssica recorría las desconocidas calles de Quito con la guía del padre de otro niño del hospital. De repente dos hombres armados los encañonaron con un arma de fuego. El dinero con el que la familia pagaría hospedaje, alimentación y pañales durante las semanas que el bebé estaría internado, se esfumó en unos segundos.

“Esto nos afecta bastante. No tenemos ni siquiera un dólar”, expresa Jéssica, quien tuvo que dejar a su hijo mayor al cuidado de la abuela para viajar a la capital.

Por el momento, la madre pasa sus días junto a la cama del bebé. El lunes pasado fue intervenido quirúrgicamente para retirar la válvula tapada y colocar una nueva. “La primera vez se la pusieron cuando tenía 18 días de nacido. Pasamos un mes en el hospital”, describe ella.

Mente positiva

Hoy, el pronóstico del niño es estable, aunque a futuro, mamá sabe que su pequeño no caminará, incluso es posible que pierda la vista. Pero nada la desalienta. Los niños son todo para ella y su esposo. El señor consiguió posada en la casa del padre de otro niño hospitalizado.

Ese mismo “hombre bueno” que lo guiaba por la ciudad cuando fueron asaltados. “Afortunadamente al señor no le quitaron nada”, explica Jéssica, mientras mira a su hijito rodeado de cables y sondas. “Yo lo haría todo por él”, concluye. 

No tienen para pañales ni leche

El esposo de Jéssica opera maquinaria pesada en El Coca. En cuanto a su hijo se puso delicado, dejó el trabajo y juntó todo su dinero para viajar a la capital. Al momento no cuenta con otra fuente de ingresos.

No tenemos ropa ni para nosotros ni para el bebé, tampoco pañales ni leche ni comida. La gente que nos quiera apoyar puede hacerlo aunque sea con un dolarito”, menciona la mujer.

Si usted puede colaborar con esta familia, comuníquese al teléfono 098-829-0009.