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¿Existen riesgos de tener relaciones íntimas con un robot?
Un estudio indicó que para el año 2050 los robots sexuales podrían convertirse en protagonistas principales del sexo
El auge de los robots humanoides diseñados para satisfacer necesidades íntimas está marcando una revolución tecnológica y social. Según un informe publicado en 2012 por los investigadores Ian Yeoman y Michelle Mars de la Universidad de Wellington, Nueva Zelanda, para el año 2050 los robots sexuales podrían convertirse en protagonistas principales del sexo. Este pronóstico incluso sugiere que en lugares como Ámsterdam, la tecnología podría reemplazar completamente a los trabajadores sexuales humanos.
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El doctor Edison Pazmiño, médico sexólogo, sostiene que la sexualidad ha sido impactada significativamente por el avance tecnológico. “Evidentemente, quienes fabrican robots para estos fines deben realizar estudios muy específicos para garantizar que los prototipos no atenten contra el ser humano”, explica. Aunque estos dispositivos estén diseñados como compañeros sustitutivos, Pazmiño advierte sobre los riesgos potenciales, tanto físicos como psicológicos.
Aspectos emocionales y mentales
Desde el punto de vista físico, Pazmiño subraya que el material utilizado en los robots podría provocar alergias en algunas personas, pues hay quienes si son sensibles a elementos como el látex, por ejemplo, por lo que podría surgir algún problema con el material de un robot. Además, enfatiza la necesidad de usar lubricantes para evitar laceraciones o daños por fricción durante el contacto íntimo. Por otro lado, el aspecto emocional y mental también es relevante: “Habría que analizar cómo se crea un vínculo entre el ser humano y el robot y si esto podría desencadenar trastornos mentales, como fijaciones o fetichismos”, afirma.
En el plano psicológico, la psicóloga Susana Osorno destaca que, aunque la inteligencia artificial y los robots pueden ser herramientas útiles, no pueden sustituir el valor emocional y la conexión que se experimenta en las relaciones humanas. “El placer genuino nace de la interacción entre seres humanos. Una conversación real, mirándose a los ojos, tiene un valor incalculable que nunca podrá replicarse con un objeto creado por el hombre”, comenta.
Osorno también advierte sobre los riesgos de que personas con ansiedad o timidez recurran a estos dispositivos como una vía de escape. “Podrían encontrar satisfacción momentánea, pero también aislarse más de las relaciones humanas genuinas, lo que podría empeorar su estado emocional a largo plazo”, señala.
Si bien la tecnología promete avances que podrían mejorar la calidad de vida, también plantea cuestionamientos éticos, emocionales y de salud. En un mundo cada vez más influenciado por la inteligencia artificial, el desafío estará en equilibrar los beneficios de estas innovaciones con la preservación de la esencia humana en las relaciones interpersonales.
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