Está nervioso. Un supuesto espíritu le ha toqueteado las piernas por las noches. Ya van dos veces. Ahora, Antonio Santana duerme con la luz prendida y protegido de su gatito llamado Miauch, ante cualquier aparición.

Una noche, cuando estaba a punto de dormir y mientras miraba la televisión, sintió que una mano intentaba agarrar su pierna derecha. Antonio, de 29 años, brincó del susto.

Cuando se agachó para ver lo que había bajo la cama sintió un aire frío que se alejaba. Esa madrugada no pudo dormir. Recuerda que cada 15 minutos se levantaba con el miedo de que el espectro regresara.

Al siguiente día, Antonio esperó a la misma hora para ‘encontrarse’ con el supuesto espíritu, pero no pasó nada, hasta la madrugada. Cerca de las 03:00 sintió de nuevo aquella gélida corriente de la noche anterior y otro ‘toquecito’. “Tuve mucho miedo y decidí taparme con las cobijas hasta que se fuera el fantasma”, dijo.

Mitos y verdades

Luego de esos dos encuentros su mascota ha tenido comportamientos extraños, afirma. El felino suele subirse por las noches a su escritorio y bota las cosas.

En ocasiones maúlla de una manera extraña “como que quisiera avisarme de algo”. Por si fuera poco, por las madrugadas, el gato le muerde y araña los brazos. Cuando Antonio se levanta para llamarle la atención, el animal corre debajo de la cama o sale del cuarto.

Cree que dicho espectro podría ser una alma en pena de algún familiar que falleció hace poco tiempo a causa del coronavirus.

Tampoco descarta que podría ser el espíritu de un mecánico, quien al parecer vivió y murió solo, sin familia, en un taller que funcionaba antes en el terreno donde ahora vive, ubicado en el sector de Santa Rita, sur de Quito.

El gato protector

Christian Navarro, investigador paranormal, explicó que ninguna de las teorías que se plantea Antonio cabrían en este caso.

Según el experto, si el mecánico hubiese muerto de forma violenta se podría haber convertido en una energía negativa, pero el hombre falleció de forma natural.

En cambio, para Navarro, si el ente fuese un familiar, no provocaría miedo, ya que al ser conocido ellos intentarían otras formas más sutiles para comunicarse.

El investigador concluyó que este sería un espíritu maligno, o como él lo llama “una energía negativa”. “Ellos buscan debilitarte, asustarte. Son capaces de todo”.

Recomendó que en estos casos no hay que tener miedo porque este tipo de entes se alimentan de esas emociones “para intentar entrar más a nuestra dimensión”.

Y para contrarrestar estos poderes malignos es bueno realizarse baños sanadores o limpias. Otro método es canalizar la energía negativa mediante velas blancas y expulsarla del cuerpo, sugiere Navarro.

Pero no todas estas alternativas son efectivas contra los espíritus malignos, como Miauch, el gatito de Antonio. Navarro explicó que los felinos son místicos y perciben energías de otras dimensiones. Ellos protegen a sus amos de las malignas. “La mascota lucha contra esta entidad para que no perturbe el espacio de su dueño”, comentó.

Antonio no cree en espíritus, pero con lo que pasó en su habitación continuará durmiendo cerca de su mascota hasta que se aleje el presunto espectro...