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El Chino agita el caldo en la olla antes de despachar un encebollado.Alex Lima / EXTRA

El emblemático 'Chino' del Vicente Rocafuerte: 54 años vendiendo encebollado en Guayaquil

Isidro dejó hace más de cinco décadas su trabajo de peluquero y se ‘lanzó’ como vendedor ambulante de la tradicional sopa ecuatoriana

Hace 54 años, el Chino, como conocen todos los vicentinos (estudiantes del colegio Vicente Rocafuerte) a Isidro Quinto Ronquillo, llegó a los exteriores del colegio para ofrecer su poderoso encebollado ‘anticuerpos’ y desde entonces se volvió emblemático en la zona.

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Comenzó cuando tenía 25 años de edad, con un balde blanco, unos cuantos platos y cucharas, y ahora, a pocos meses de cumplir 80 años de edad (el 20 de octubre), tiene un quiosco con mesa, cocina, mostrador y sobre todo una holgada clientela que ha sido fiel a su sazón por décadas.

El Chino asegura que debido al buen sabor y cordial trato a sus clientes, estos se han acordado de él y lo han ayudado a lo largo de los años. Así, por ejemplo, el local donde atiende actualmente lo consiguió con la ayuda de un funcionario municipal que fue exestudiante.

“Un día vino por acá, me vio vendiendo en la calle y me dijo que entre, que yo mismo rompa los candados que había en la puerta y me instale, que él se encargaba de legalizar todo”, relata.

“En otra ocasión me vinieron a invitar a una reunión de exvicentinos, me llevaron como invitado de honor, me pusieron en la mesa central, me dedicaron palabras y hasta una ayuda económica me dieron. Fui con lo que tenía encima y salí con dinero en el bolsillo”.

“Los estudiantes ya no comen en cualquier lado, antes veías el balde con comida y te sentabas a comer donde sea”Iván Fernández, exestudiante vicentino

Estas son algunas de las anécdotas que el Chino tiene para contar luego de más de cinco décadas contentando el estómago de los estudiantes, docentes y personas ajenas, que al ver cómo su negocio se llena, se decantan por probar su encebollado.

¿Cómo van las ventas en el negocio del Chino?

Un exestudiante lleva a su hija, también vicentina, a comer al negocio del ‘Chino’.Alex Lima / EXTRA

Sin embargo, aunque en las horas ‘pico’ (a la entrada y salida de los estudiantes) su mesa luce llena y la gente hasta espera para servirse, Isidro asegura que lo que sirve ahora es solo una pequeña fracción de lo que solía vender.

“Antes traía hasta tres ollas (de encebollado), ahora solo traigo una. Los jóvenes prefieren las salchipapas y cosas fritas (maduro lampreado, papa rellena, corviches), ya hasta estoy pensando en comenzar a vender eso también”, exclamó entre risas.

¿A qué se dedicaba el Chino antes vender encebollado?

El Chino recuerda que antes de empezar a vender encebollado trabajaba en una peluquería, en la que ganaba tres sucres por corte y esto no le alcanzaba para mantener a su familia. Fue entonces que, luego de que un conocido le revelara la receta ‘efectiva’, empezó con su emprendimiento, el cual le ha permitido brindar educación, vivienda y alimento a siete hijos y su esposa.

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Isidro explica que él mismo prepara el caldo y que todo lo necesario lo consigue en el mercado de la Caraguay, donde va una vez por semana. “Es importante ponerle un buen pescado, en mi caso le pongo albacora. Pero el secreto está en los montes, que son los que le dan el sabor”, revela.

Iván Fernández se graduó en el colegio Vicente Rocafuerte hace 25 años. Él ahora tiene a su hijos estudiando en la misma unidad educativa y siempre que tiene oportunidad y el estómago pide ‘jama’, hace una parada para servirse un plato del Chino.

“Es importante ponerle un buen pescado, en mi caso le pongo albacora. Pero el secreto está en los montes”Isidro Quinto. el Chino

Iván recuerda que en su época de estudiante los alrededores del colegio parecían un mercado, y que el encebollado del Chino era siempre el que se encontraba más lleno.

“La atención sigue siendo la misma, lo que ha cambiado es que los estudiantes ya no comen en cualquier lado, antes veías el balde con comida y te sentabas a comer donde sea. Además, es económico y te aguanta (el hambre) todo el día de estudio”, resaltó.

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