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Elecciones en Ecuador: Así vota un hombre que debe pensión alimenticia
Un elector le cuenta a EXTRA cómo sufragó al apuro y con miedo, porque tiene orden de prisión por deuda a un hijo, aunque asegura que no es de él.
En época de elecciones, ir a sufragar es todo un drama para aquellas personas que enfrentan denuncias por pensión alimenticia. Ir y exponerse a ser detenido y enviado al ‘tarro’ por deber algunos meses, o no acudir y luego tener que pagar la multa económica de 40 dólares (10% del salario básico unificado) al Consejo Nacional Electoral (CNE).
“La verdad, la demanda es de una ‘pelada’ que conocí en un barcito de la calle Portete. Vacilamos un rato y poco después me dijo que estaba embarazada de mi, pero ella tenía dos ‘manes’ más con los que salía. De una me abrí, pero ella igual le puso mis apellidos al niño, que ya tiene 7 años. ¡Imagínese la deuda que tengo por esa demanda!”, contó el hombre mientras hacía fila.
Al sitio de votación, ubicado en una escuela fiscal del suroeste de Guayaquil, cerca a lo que antes se conocía como el Batallón del Suburbio (del Ejército), había llegado sin sus ‘ojos seco’, sus panas del barrio que en cada elección lo acompañan a sufragar y que conocen bien a la mujer que lo tiene demandado.
Pero esta vez los panas ‘se las habían pegado’ anoche. Pese a la ley seca (prohibición de ingerir alcohol), se fueron de puro y aún no asomaban hasta las 09:30 de ayer. Así que tuvo que pedirle ayuda a su hermano, quien también ‘le saca pinta’ a la ‘pelada’.
Ya en fila, todo tranquilo. Igual la mascarilla ayudaba y aunque no usa lentes, esta vez llevaba unos ‘doble pantalla’ para ocultar más su rostro. Lo fuerte estaba adentro. Ya cuando tocaba ir a las juntas receptoras, primero fue su hermano. Mismo apellido, nombres casi parecidos.
“Pilas, si ves que el presidente de la mesa o el que entrega los certificados tiene apartados algunos, me haces una seña y yo veo cómo me salgo de la fila”. Si veía un certificado separado, es que a ese ‘pato’ lo estaban aguardando por algo. Pero ya con el dato, Romario, el hermano, entró.
Y aunque llegaron juntos, Roberto se había colocado dos puestos más atrás, por si acaso.
Al salir, la calma: “Vota rápido, ñaño, que no está la ‘pinta’. Tampoco tienen ningún papel aparte”.
Y así fue. Entró, mostró su cédula, tomó los papeles y para no perder tiempo rompió 4 de las 5 papeletas y las depositó en las urnas. Solo rayó la de Presidente. “Hay que cumplir con la democracia, pana”, dijo antes de retirarse ‘sano y salvo’ del recinto electoral. Una vez más, se salvó de la ‘cana’, aunque la deuda seguirá subiendo.