Después de haber dormido durante la madrugada en el hospital Abel Gilbert Pontón, en el suburbio de Guayaquil, Hugo Alulema salió a las 07:52 de este domingo 9 de febrero de 2025 para comprar un café. Necesitaba tomar aquella bebida bien caliente, para recuperar energía y viajar a Milagro a sufragar.

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Desde el martes 4 de febrero, el ciudadano acude al centro médico a visitar y cuidar a su esposa, internada en el sanatorio por una afección en su salud. Aquella situación hizo que Hugo planifique bien su tiempo, ya que debe estar pendiente de cualquier información de su cónyuge o de requerimientos de los galenos.

Este domingo, con la obligación de ir a votar, tuvo que organizarse mucho más, tomando en cuenta que debía cumplir con el sufragio en otra ciudad de la provincia del Guayas. “Debo viajar hacia Milagro, allá me toca votar y también a mi esposa. Le pedí a un doctor un certificado de que ella está aquí en el hospital, para aprovechar e ir llevando ese papel y que no la multen”, contó.

Antes ya vivieron esa situación

No es la primera vez que Hugo experimenta esta circunstancia durante un proceso electoral. En una elección anterior, igualmente fue a votar mientras su esposa se encontraba en un establecimiento de salud.

Además de Hugo, Colón Véliz también ha vivido esa compleja situación previamente con su amada. Ella, actualmente, también está internada en el mismo hospital, pero con el apoyo incondicional de Colón hasta que le den el alta.

“Estoy esperando a mi cuñado para poder ir a votar, él se va a quedar aquí mientras yo voy y regreso”, explicó.

Sin embargo, en su caso, al tener 73 años de edad y ser adulto mayor, no tiene que sufragar obligatoriamente. Quienes sobrepasan los 65 años, pueden ir a votar de manera voluntaria. Pero si no lo hacen, no son multados.

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A pesar de aquella facilidad, Colón tenía previsto acudir a las urnas como un acto cívico con el país, pero luego de haber permanecido por la mañana con su esposa.

Hugo, quien por su edad (60 años) sí debe votar para no ser sancionado, también esperaba a un allegado de su esposa para viajar y cumplir con el voto.

Solidaridad, la solución

Pedir la ayuda de otra persona para que permanezca temporalmente con el paciente, es la estrategia que mayoritariamente aplican quienes están al cuidado de sus seres queridos.

Valeria Intriago, en cambio, fue una de aquellas personas solidarias que apoyaron quedándose momentáneamente con un familiar, para que un ser querido pueda ir con tranquilidad a su recinto electoral.

“Mi sobrina tenía que irse a votar a Quevedo, entonces yo vine a quedarme con mi tío hasta que ella se desocupe. Siempre que se pueda, hay que ayudar”, dijo la señora, mientras esperaba que le autoricen el ingreso al hospital Teodoro Maldonado Carbo, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), ubicado en el sur de Guayaquil.

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