Escasez de medicina, la espera de meses por un turno y hasta malos olores provenientes de una alcantarilla colapsada es el panorama que a diario deben enfrentar los pacientes que acuden al dispensario del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) en la ciudadela Valdivia, sur de Guayaquil.

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Y ese panorama, precisamente, fue lo que en días pasados encontró la asambleísta Mónica Salazar, tras su visita sorpresa a este lugar para atender denuncias ciudadanas llegadas a la Comisión de Transparencia y Control Social de la Asamblea Nacional.

“Aquí estoy desde la mañana y ni siquiera he recibido atención. No es justo”, manifestó Leonor N., quien esperaba en una silla con ruedas cuando observó a Salazar, al tiempo que le caían ‘en gajo’ las quejas de varios pacientes, quienes cuestionaban por lo que califican “un maltrato”.

Igual acción realizó la asambleísta en el centro de salud ubicado en la Bahía, centro de la urbe. En el local esperó más de una hora para hablar con algún directivo.

Allí tampoco faltaron las quejas de los pacientes. “Aquí no hay medicina, ni siquiera complejo B, ni hablar de los equipos”, expresó la usuaria Alexandra Medina.

Mientras la paciente Mercedes Herrera cuestionaba que postergaron el turno con el cardiólogo “solo porque el médico estaba de duelo, sin dar más explicaciones”.

Ante esto, Salazar le recordó a las autoridades que hace unos meses la mesa legislativa de Salud llamó al presidente del Consejo Directivo del IESS, Eduardo Peña, quien se comprometió a cumplir con los correctivos, lo que no se ha concretado.

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