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Buena Vida

Todos para uno y uno para todos, ese parece ser el lema de los Cano, quienes aseguran que gracias a su padre pudieron superar el abandono de su madre.Romina Almeida / EXTRA

Día del Padre: Humberto Cano cría solo a cinco hijos, lo hace con amor y esmero

Hace cinco años fue abandonado por la madre de sus retoños. Él se 'saca la madre' trabajando para que su descendencia coma y se eduque. Vende agua y verduras, también canta

Blanca (17) y Cecilia Cano (15) decidieron darle una miniserenata a su padre Humberto (52 años), quien hace un lustro fue abandonado por su pareja. Lo dejó con sus cinco retoños.

Las hijas mayores de Cano escogieron la canción ‘Tu sangre en mi cuerpo’, de los cantantes mexicanos Pepe y Ángela Aguilar.

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“Yo no sé cómo explicarte con palabras lo que siento, pero aparte de adorarte, yo te admiro y te respeto. El mejor padre yo tengo y a Dios gracias doy por eso, quisiera seguir tus pasos porque tú eres mi ejemplo”, así el dúo homenajeaba a su progenitor.

Mientras ellas cantaban, los más pequeños los contemplaban: Isabel (13), Jacinto Humberto (12) y José (6), el más relajoso. Todos viven en una casa de caña (de un solo ambiente) en el recinto El Arenal, cantón Vinces, provincia de Los Ríos.

En su triciclo, Humberto vende agua y también traslada pasajeros en Vinces.Captura de pantalla

“Lloraba de verlos llorar a ellos; no me querían ni comer. A ella (su ex) le compré un teléfono, hice el esfuerzo, fue para perjuicio, pues con ese celular se enamoró y se fue”, relata el vinceño.

Sus chicos quedaron muy pequeños, el menor de un año y la mayor de 12. Como él no podía cuidarlos y trabajar al mismo tiempo no le quedó de otra que dejarlos en un Centro de Desarrollo Infantil (CDI).

Allí estuvieron solo un año, Humberto se organizaba para ‘camellar’ y al mismo tiempo ‘darles un ojito’. Blanca (de 12 en ese momento) y Cecilia (de 10) ayudaron a papá, entre ellas se turnaban para realizar los quehaceres de la casa, hasta que él regresara.

El cincuentón madruga a trabajar; su jornada empieza a las 04:00 y termina a las 18:30. Realiza varias actividades para llevar comida a su familia; una de ellas es prestar servicio de transporte en su triciclo, vender agua, descargar y comercializar legumbres en un mercado; cantar pasillos en el cementerio y fechas especiales. Cuando el día está bueno hace 10 ‘latas’, cuando está turro no pasa de tres dólares.

"Donde come uno, comen seis", esa es la mentalidad de esta unida familia.Romina Almeida / EXTRA
  • NUNCA SE HAN ACOSTADO SIN COMER

“Gracias al Señor, cuando menos pensamos en comer, es cuando más comemos; en el trabajo me dan las legumbres, solo compro el arroz y la carne”, manifiesta el progenitor.

Humberto es como la ‘gallina con los pollitos’, por lo general se mueve con ellos a todos lados. “Nos vamos a bañar al río Vinces cuando está seco y cuando hago un ‘realito’ me los llevo a comer, aunque hace tiempo no lo hacemos porque no hay plata, todo está caro, como el arroz. Por eso si sobra en la mañana les digo que lo guarden para que lo calentemos y comemos en la tarde”.

  • SUS 'POLLITOS'

Cecilia sostiene que su padre deja de comprarse cosas para él, que le hacen falta, como ropa y zapatos, todo para dárselo a ellos. “Él ha sido el pañuelo de lágrimas para nosotros cuando mamá se fue de casa”, expresa la segunda de los cinco hijos, quien heredó el talento para cantar de su papá.

Jacinto Humberto no solo lleva su nombre, también tiene su ‘pinta’, es el más parecido físicamente. Él no se expresa mucho con palabras, pero sí con afectos, pues los besos y abrazos para su progenitor no faltaron.

Isabel lo describe como un hombre bueno, que se ‘saca la madre’ por ellos para alimentarlos y darles los estudios. “Aunque parezca serio, nos hace reír y nos cuenta chistes”, indica la tercera del clan.

Cecilia, José, Humberto, Jacinto, Isabel y Blanca son muy unidos,Romina Almeida / EXTRA

Blanca, la mayor de todos, afirma que su padre vale oro. Y el más chiquitín, José, es el ‘rabito’ de Humberto; en su lenguaje ‘mocho’ le agradece a papá por el pan que le da. “Más que sea que nos dé arrocito, pero igual comemos”. Confiesa que anhela ser militar, pero después recuerda que tiene una mejor aspiración: quiere ser como papá, quien pese a estar cansado por tanto trabajo, jamás se rendirá por ellos.

Humberto solo desea que sus hijos sean profesionales para que no sufran laboralmente, como él ha padecido.

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