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En los alrededores del Mercado Central, en Clemente Ballén y Seis de Marzo, no queda una funda de basura sin destruir por los ‘chamberos’. Las ratas cenan ‘en grande’ en el sector.Carlos Klinger / EXTRA

Desaseo, comercio informal y prostitución, la otra cara del centro del Guayaquil

Mientras las avenidas principales y turísticas del centro de Guayaquil lucen impecables, en las calles secundarias ‘reina’ el olvido

Entre fundas de basura y desperdicios revoloteando por calles y aceras, zonas oscuras por falta de iluminación y olores nauseabundos, transitan los residentes de la zona céntrica de Guayaquil a partir de las 18:00.

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Un equipo de EXTRA realizó recorridos por calles y avenidas durante diez días para confirmar las quejas ciudadanas sobre la insalubridad y abandono de sectores considerados turísticos durante las noches. 

“La actividad en el centro muere a las seis de la tarde. No hay actividad turística ni comercial. Se van los trabajadores y la zona se llena rápidamente de indigentes y consumidores de droga”, resume Diego Vintimilla, quien reside en las calles Junín, entre Riobamba y Rumichaca, y labora en una oficina ubicada en 9 de Octubre y Malecón, por lo que recorre todos los días el centro.

Vintimilla reclama que el Municipio solo se preocupa por limpiar las calles principales, pero a medida que uno se aleja de la zona comercial, el panorama se vuelve cada vez más indecente.

En la 9 de Octubre está todo bonito, van todos los días cuadrillas hasta con hidrolavadoras, dejan los pisos limpiecitos, pero vaya a ver dos cuadras más allá (apuntando en dirección al Mercado Central, en 6 de Marzo y Clemente Ballén) y va a notar la diferencia, todo oscuro, las veredas rebosadas de basura; incluso en la zona comercial las fachadas de los edificios se llenan de mendigos y nadie los bota porque es muerta (en las noches)”, indica.

Mientras los vecinos reclaman por mayor frecuencia en la recolección de los desperdicios y control a la presencia de personas en situación de calle, desde el Cabildo lo consideran normal.

“Es con lo que convivimos, es normal que se ensucie (la calle), son dos millones de personas que recorren todo el día la 9 de Octubre; además, hay ciudadanos que no colaboran, sacan la basura a deshora. Son controles que seguimos implementando con fuerza y buscamos mejorar”, justificó el alcalde Aquiles Álvarez durante un enlace radial el miércoles 17 de julio.

Franklin, un cuidador de carros de la Bahía, en Huancavilca y Chimborazo, concuerda con el alcalde. Él asegura que la limpieza por parte del Municipio a través de Urvaseo, empresa encargada de la recolección de basura, se realiza dos veces al día. Además, personas a pie y con escoba y pala en mano también limpian los desperdicios más pequeños, pero algunos ciudadanos se encargan de ensuciar las aceras.

“El centro ‘muere’ a las 6 de la tarde. No hay actividad turística ni comercial. Se van los trabajadores y la zona se llena rápido de indigentes y drogos”.Diego Vintimilla, empleado público

Los mismos peatones son los que botan basura y no tienen cuidado. Es como si ellos ni vivieran en la ciudad porque no la consideran. A mí me daría gusto caminar por calles limpias, pero la gente es la que bota tarrinas, cucharas, botellas y de todo lo demás en las calles y se va a los canales por donde debe pasar el agua”, cuenta.

Sin embargo, para el cuidador de carros, este no es el único mal del centro porteño. La informalidad o zonas tomadas por personas en situación de calle o trabajadoras sexuales también ahuyentan a los turistas y habitantes.

EXTRA consultó a Urvaseo sobre las rutas y frecuencias de recolección de desechos. La concesionaria explicó que existen dos horarios, uno matutino (07:00 a 16:00) y otro nocturno (19:00 a 04:00), y que en total se destinan 12 empleados y tres recolectores para esta tarea. También identificó calles como Ayacucho, Colón, Alcedo, Sucre y Noguchi, entre las que tienen mayores problemas con la mala disposición de desperdicios.

¿Por qué hay malos olores en la calle Pedro Carbo?

En la 9 de Octubre, del parque Centenario hasta Boyacá, había basura en los pisos, a pesar que había pasado el recolector.Carlos Klinger / EXTRA

El Bulevar 9 de Octubre, al ser la vía más importante que cruza el corazón del centro de Guayaquil, está impecable todo el tiempo. Sin embargo, Bolívar Núñez, quien labora en un edificio de la avenida Malecón, se tapa la nariz cuando camina detrás de la zona bancaria.

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Su ruta regular es la calle Pedro Carbo, junto a la plaza Rocafuerte, pero asegura que esas cuadras en el horario de entrada y salida de su trabajo son usadas como baños públicos. “Ahí hacen sus necesidades a la vista de todos. Ese sector apesta”, afirma.

¿Cuál otro problema aqueja al centro de Guayaquil?

Los chamberos y comerciantes informales generan desorden y desaseo en el sector de la Bahía.Christian Vinueza / EXTRA

En cambio, en Escobedo, Clemente Ballén, Luque, Ximena, Pedro Moncayo, Padre Solano, Víctor Manuel Rendón, 10 de Agosto, Lorenzo de Garaycoa, entre otras calles circundantes, el problema aumenta por la acumulación de basura, la presencia de chamberos (personas que rebuscan en los desperdicios), el comercio informal y la presencia de trabajadoras sexuales en las aceras y portales de edificios.

José, Roberto y Hugo, vecinos y comerciantes de las calles Rumichaca y José Antonio Campos, lamentan que la zona se haya convertido en una especie de pasarela de la prostitución. “Pasada la medianoche es imposible andar fuera de casa, así sea cuando se llega de otro lugar. ¿Qué es lo que no se ve aquí? Peleas, indigentes, ‘hacheros’ (consumidores de la droga ‘H’), trabajadoras sexuales... ¡De todo!”, dicen.

A pesar del abandono, los tres consideran que un plan urbanístico y de recuperación de los espacios públicos mejoraría el centro porteño. “Es nuestra ciudad y lo que queremos es disfrutarla”, señalan.

“Hay muchos vendedores informales que perjudican a los locales. Los (agentes) Metropolitanos los sacan, pero apenas se van, (los informales) regresan”.Teresa, comerciante de la calle Ximena

“Hay que planificar a largo plazo”

En la calle Lorenzo de Garaycoa, los vecinos caminan por media calle para evitar la suciedad.Carlos Klinger / EXTRA

El catedrático y urbanista Brick Reyes considera que es hora de repensar el modelo de la ciudad, priorizando la movilidad de los peatones por sobre los vehículos.

“En su momento funcionó, se lo desarrolló con un diseño español, tipo cuadrícula, que resulta complejo para satisfacer las necesidades actuales. Las calles son angostas y, con el crecimiento del parque automotor, se saturaron”.

Reyes añadió que el cambio no solo debe ser ornamental, sino también debe tomarse en cuenta la transportación, mejorar vías, cambiar el mobiliario urbano.

Sin embargo, esto toma tiempo y resultaría difícil si no se crea un plan de desarrollo para al menos los próximos 30 años.

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