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El cáncer de tiroides, un mal que afecta más a las mujeres
En Ecuador, este mal pasó de ser el décimo al tercero más frecuente entre las mujeres. Ha mayor incidencia si pasan de los 50 años de edad
Cuando Alfonso Lara observó con rareza el cuello de su esposa, ella se quedó inquieta. Tenía algo y no se trataba de ninguna marca que pudiese dar a entender ‘otra cosa’. Cerca de la garganta resaltaba una protuberancia notoria, “algo feo”, le dijo él.
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Clara, de 48 años, ya se había palpado algo antes, tenía una especie de nódulo (tumoración) pero la verdad no le prestó mayor atención... hasta ese viernes en la noche cuando se estaban alistando para salir a una fiesta y ella le pidió que le ayudara a colocarse una gargantilla.
Al día siguiente empezó el andar de Clara entre médicos, atenciones, temores, exámenes y, luego de una ecografía, un informe que terminó por hundirla anímicamente: había que hacerle una biopsia a la tiroides para comprobar si el nódulo (el tumor) que tenía era benigno o no.
Hamilton Abad, médico endocrinólogo de la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer del Ecuador (Solca), explica que la mayoría de las veces el cáncer de tiroides es asintomático. “Casi siempre se lo diagnostica en personas que se hacen una ecografía de tiroides por una causa no necesariamente asociada a un síntoma de cáncer”, señala el galeno.
Y eso fue lo que le ocurrió a Clara, quien asustada recibió el diagnóstico: “el tumor es benigno, señora”. El alma le volvió al cuerpo y una sonrisa iluminó su rostro.
Y es que, como señala el doctor Abad, aunque el tener nódulos de tiroides “es más frecuente de lo que pensamos”, pues “al menos el 60 % de las personas (6 de cada 10) van a presentar esta molestia, más del 95 % de esos nódulos son benignos; es como tener un lunar en la piel, más o menos, eso no significa que tengamos cáncer de piel”.
Sin embargo, no hay que confundirse y siempre se debe estar atento en el tema salud, aclaran en Solca. “Lo que pasa es que no se pueden diagnosticar fácilmente, se necesita un ecógrafo para eso. Cuando se encuentra un nódulo tiroideo, a menudo se usa una ecografía de la tiroides y una biopsia para determinar si hay signos de cáncer”, explica el profesional.
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Según las estadísticas que manejan en el hospital de Solca, el cáncer de tiroides pasó de ser el décimo en prevalencia hace unos años a ser el tercero más frecuente entre las mujeres. Primero está el de mama y luego el de cérvix o cuello uterino.
A escala nacional, de acuerdo con los últimos estudios, existe una incidencia de 9,2 casos por cada 100 mil habitantes. “No es de los más frecuentes, pero ha ido en aumento la incidencia. Es tres veces más frecuente en mujeres que en hombres”, recalca Abad.
En un foro realizado en Quito, entre el 1 y 2 de este mes de septiembre pasado, especialistas de la comunidad médica de Argentina, España, México, Brasil y Ecuador analizaron esta problemática en América Latina.
Durante el foro, el jefe de docencia de Solca en Quito, Raúl Puente, señaló que “este tipo de patología oncológica presenta un incremento de diagnóstico en ciudades como Quito, que se asemeja a países como Estados Unidos, Canadá, Australia o Europa”.
Agregó que en la capital “se ha incrementado en los últimos años el aumento del diagnóstico del cáncer de tiroides en mujeres jóvenes entre 20 y 28 años y mayores de 40”.
Esto coincide con lo señalado por el médico endocrinólogo Hamilton Abad, de Solca, quien precisa que al cáncer de tiroides también se lo asocia con la deficiencia de yodo en la dieta. “Por eso, en ciertas regiones del Ecuador, más que todo en la Sierra, hay mayor prevalencia que en la Costa. Según un estudio, es mayor en ciudades como Loja o en algunas poblaciones de Pichincha, por ejemplo”.
Otro de los problemas actuales, señala el galeno de Solca, es que “ahora estamos expuestos a radiaciones: radiografías, tomografías, procedimientos con radiación”, lo que afecta más nuestro cuerpo.
Por ejemplo, “cuando salimos por el aeropuerto y nos escanean, todo eso es radiación. La glándula tiroides, al estar bastante superficial (ver gráfico), está expuesta a recibir esa radiación, que puede cambiar la genética de la célula y eso puede producir cáncer”.
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