Con la mirada fija en el piso, como si estuvieran buscando algo para continuar con su ‘vacilada’, caminan los ‘hacheros’, consumidores de la droga denominada H (heroína mezclada con anfetaminas, cemento, raspado de pared y otros), quienes se han tomado la calle Domingo Savio y las intersecciones desde la calle 8va. hasta la 12va, suburbio de Guayaquil.

Este barrio se ha convertido en una ‘zona zombi’, donde confluyen decenas de chamberos, recicladores y personas en situación de calle que llegan de distintos sectores para comprar y consumir drogas.

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Se pasean o se estacionan en los portales, como si fuera una escena de la famosa serie ‘The Walking Dead’, sobre terror posapocalíptico y muertos vivientes.

“No son de la zona, sino que llegan al anochecer para drogarse, dormirse y ‘chupar’ en las veredas. Vienen en tanta cantidad porque aquí cerquita (en Domingo Savio y la 9na) es donde venden”, contó una vecina que no quiso identificarse por temor, debido a que el área está bajo el control de un traficante.

En un recorrido de EXTRA por el sector se pudo corroborar que no había ninguna esquina en la que no estuvieran reunidos los ‘zombis’, como les llaman los vecinos a los drogodependientes.

“Ellos respetan a los que somos ‘vieja guardia’, saben que si no ‘copian’ (obedecen) y se ponen resabiados, les tranco su palazo, por eso no roban en la zona, hacen sus pillerías en otro lado y luego vienen para acá”, explicó otro morador, quien tampoco accedió a identificarse.

Los consumidores son ‘sin paro’ a la hora de fumar o meterse en la ñata la ‘merca’ en esta zona, en la que hay poco o nulo patrullaje policial. Los ‘zombis’ caminan con la funda de ‘H’ y se la cruzan a vista de todos los residentes, a plena luz del día.

Asimismo, usan las fachadas de las casas para refugiarse mientras arman su dosis, denuncian los residentes.

Pero el problema no es solo el consumo; los vecinos tienen que asomarse por las ventanas antes de salir para cerciorarse de no tener uno de estos ‘inquilinos’ al pie de su puerta.

Además, no hay funda de basura que se salve de ser destrozada por ellos, ya que dejan una estela de suciedad y mal olor en el camino. “Ese es el problema más grande de todos. No pueden abrir las fundas y buscar qué les sirve, sino que hacen un reguero y dejan todo puerco”, se quejó Angie del Pezo, administradora de una tienda de ropa en las calles 4 de Noviembre y la 11va.

Mientras el equipo de este Diario recogía los testimonios de los vecinos, pudo observar el momento en el que un motorizado le vendía droga a un ciudadano. El traficante, al notar la presencia del equipo de EXTRA, dio una vuelta a la manzana y empezó a seguir de cerca a nuestro vehículo, hasta que este salió del sector, momento en el que la motocicleta dio media vuelta y regresó a la ‘zona zombi’.