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El cuerpo permaneció sentado en la silla de ruedas por horas.Cortesía

Cadáver permaneció sentado en una silla de ruedas ¡Cuánta crueldad!

La hija del fallecido, de 82 años, denunció por redes sociales una falta de protocolos. Él fue llevado desde una casa de reposo para adultos mayores.

Dejaron el cuerpo de Jorge Garcés frente al resto de pacientes que esa madrugada eran atendidos en un centro de salud del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

Frío, inerte, abandonado por horas en su propia silla de ruedas, la misma en la que lo trasladaron desde una casa de reposo para adultos mayores en la que vivía.

Ocurrió el pasado 23 de julio, pero la imagen del señor se hizo viral en las plataformas digitales en esta semana.

Aquella madrugada, minutos antes de que llegara a esa unidad médica, ubicada en Sangolquí, en el suroriente de Quito, sus cuidadores del asilo notaron que su respiración era débil. Lo llevaron hasta el hospital más cercano y llamaron a su hija Andrea.

Ella llegó de inmediato. Tan solo para presenciar la escena más desgarradora de su vida. El cadáver de Jorge, de 82 años, permanecía sentado en la sala de emergencias. Tenía la cabeza cubierta con una gorra de lana y el regazo con una cobija. Él pasó “tres horas” en esa posición hasta el arribo de los servicios funerarios.

Andrea considera que hubo “falta de humanidad” por parte del personal de salud que labora en ese dispensario. Pero no solo eso, un ineficiente seguimiento de los protocolos de bioseguridad.

Dijo que los doctores jamás se cuestionaron si Jorge tendría coronavirus o algún proceso infeccioso.

“Debieron ponerlo en una camilla, en un área adecuada para que el cuerpo, que no sabían de qué murió, estuviera alejado del resto... Pudo haber contaminado a los pacientes, al mismo médico”, recalcó.

Lo mismo en 2018

Y ese no fue el único sinsabor que le dejó a Andrea la seguridad social. En 2018, su padre se sintió mal y llegó hasta el hospital de San Francisco. Allí, aparentemente, no hicieron nada por él y lo mandaron a casa. A la mañana siguiente sufrió su primer infarto cerebral. “Ese día empezó mi viacrucis”, contó Andrea, quien está segura de que ese episodio se hubiera evitado con una aspirina. Su familia solo espera que a nadie más le pase lo mismo.

IESS: No hubo una respuesta

Hasta el cierre de esta edición, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social no emitió un pronunciamiento respecto al caso. Sin embargo, desde el Departamento de Comunicación de esa institución indicaron que se emitiría un informe.

En julio pasado se declaró en emergencia a la seguridad social del país. Existe un déficit de más de 600 mil dólares para manejar la crisis en la salud.