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La versión de la víctima ayudó para que Eduardo González recobre su libertad.Joffre Lino

46 días en ‘cana’ por ‘error’

A pescador lo confundieron porque sus nombres coincidían con los de un sujeto acusado de violación en el 2007 y que, de paso, ya está muerto

Por llevar el mismo nombre de un tipo acusado de violación y que incluso ya había muerto hace ‘ratón’, el pescador Eduardo González Yagual ‘pagó cana’ injustamente. Estuvo 46 días en ‘el tarro’ hasta que en octubre del 2020 se descubrió que no era el señalado.

González, a quien todos en el puerto de Santa Rosa del cantón Salinas conocen como Mi, pasó un infierno en el Centro de Rehabilitación Social de Guayaquil por un grave error.

Ocurrió porque los agentes que investigaban un caso sobre una presunta violación a una menor, ocurrida en el 2007, en el balneario de Montañita, de la provincia de Santa Elena, lo habrían confundido con el acusado al coincidir su nombre y sus dos apellidos.

“Es la peor pesadilla de mi vida”, dijo con palabras entrecortadas el artesano, de 57 años, al arribar a su hogar y abrazarse con sus familiares, quienes no paraban de llorar por la felicidad del reencuentro. Es que la condena que casi paga por el tremendo error se establecía en aproximadamente 25 años.

Los habitantes de Santa Rosa, al enterarse de la detención de Mi, motivaron a los familiares para que contraten a un abogado y se demuestre su inocencia. Su hermano Carlos estuvo al frente del periplo hasta lograr la libertad.

“Viajamos con el abogado a Montañita y conversamos con el hijo del verdadero acusado. Allí nos enteramos que aquel hombre, que tiene el mismo nombre y apellidos, ya había muerto”, comentó el pariente.

Cada día que pasaba, la situación se ponía más compleja para González Yagual. El certificado de defunción del real acusado se adjuntó al expediente para que el juez que seguía la causa lo revise.

En ese trajinar se logró obtener el número telefónico de uno de los familiares de la víctima. Estos abandonaron Montañita el mismo año en que ocurrió el presunto delito y en el lugar nadie conocía dónde habitaban.

“Cuando me contestó una persona y me dijo que estaban en San Pablo, fuimos de inmediato y logramos hablar con una joven. Todos ellos se entristecieron al conocer lo que sucedía”, relató Carlos.

Es que la parte acusadora, al enterarse de la muerte del procesado, pensó que ya se había terminado todo, pero resulta que el juicio continuó y como no había prescrito se mantenía la boleta en firme. Por eso los agentes, al comparar el nombre y los apellidos del acusado, presumieron que habían localizado al supuesto violador.

Además, en la boleta de aprehensión, el número de cédula habría sido alterado para que coincida con la del pescador. “Le pusieron con pluma el número”, aseguró Alberto Tigrero, otro de los parientes.

Con la versión de la víctima, en donde establecía que la persona detenida era inocente, pues quien habría abusado de ella ya había fallecido, el abogado de Eduardo González Yagual logró recuperar su libertad después de 46 días de prisión.

Vendieron hasta el TV de la casa

Ante la difícil situación legal, la familia de Mi se despojó de la mayoría de sus bienes para conseguir dinero y cubrir los gastos que ocasionó la defensa de Eduardo González, quien no sabe leer ni escribir y sufre una discapacidad auditiva.

“Queremos que esto no se quede así, es necesario que se limpie el nombre de mi hermano, además, el Estado debe responder por el error”, expresó Carlos González.

El jurisconsulto Carlos Peredo Pita, del Colegio de Abogados de la Península, dijo que “se debió investigar bien, los familiares del pescador están en su derecho de demandar al Estado y que se castigue a quienes cometieron la negligencia”.