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La planificación de una bodega de alimentos sostenible va más allá de la elección de los productos; implica un compromiso con el medio ambiente

Tener una alacena sostenible está al alcance de todos.Freepik

Nutrición: ¿Cómo armar una alacena sustentable?

Para organizar una alacena sostenible, es fundamental prestar atención a diversos aspectos clave. El más importante es elegir productos locales y de temporada. Esta decisión no solo disminuye la huella de carbono asociada al transporte, sino que también apoya a los agricultores de la región, así se fomenta la economía local.

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Además, es importante reducir el desperdicio. Al planificar el menú diario puede calcular las porciones con precisión y reutilizar ingredientes en diferentes platos. Esta estrategia minimiza el impacto ambiental y optimiza los recursos.

La inclusión de opciones vegetarianas y veganas también es esencial. Incorporar platos a base de plantas contribuye a reducir el consumo de agua y energía, promueve al mismo tiempo una alimentación más saludable. Esto no solo beneficia al medio ambiente, sino que también ofrece alternativas a los invitados con diferentes preferencias dietéticas.

El uso de utensilios biodegradables o reutilizables es otra acción noble. Al evitar plásticos desechables, se disminuye la contaminación y se fomenta un estilo de vida más sostenible. Informar a los asistentes sobre estas prácticas ayudará a crear conciencia sobre la importancia de cuidar el entorno.

Finalmente, se puede considerar la donación de los excedentes de comida a organizaciones benéficas o a personas en necesidad. Esta acción no solo apoya a quienes requieren ayuda, sino que también cierra el ciclo de responsabilidad social que caracteriza a una alacena sostenible.

Al seguir estas pautas, se logra no solo una acción memorable, sino también un impacto positivo hacia un futuro más justo y responsable.

Qué comprar

  • Granos. Arroz, quinoa, lentejas y frijoles. Son fuentes de proteína y pueden adquirirse a granel para reducir envases.
  • Aceites saludables. Aceite de oliva y aceite de coco, preferiblemente en envases reciclables o reutilizables.
  • Alimentos congelados. Verduras y frutas congeladas sin aditivos, que ayudan a minimizar el desperdicio.
  • Snacks. Galletas integrales, barras de cereales o chips de vegetales, eligiendo opciones con ingredientes naturales.

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