Un capitán del ejército contó a EXTRA que uno de los centinelas que resguardan el Fuerte Militar Napo vio cómo los oficiales implicados en el femicidio de la subteniente Aidita Ati la llevaron a su dormitorio.

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Los dos mayores, un teniente y un subteniente ahora son indagados por la Fiscalía. Ellos y la víctima, según el vigilante, habrían estado bajo los efectos del alcohol, luego de una fiesta clandestina, realizada la noche del 28 de junio.

Todos habrían festejado el ‘cumple’ de un mayor y de un suboficial en un recinto ubicado entre los batallones Napo e Iwias, lejos de los cuartos donde descansa el personal. Por eso, el centinela les había visto llegar en el vehículo de uno de los implicados, que permanece dentro de la cadena de custodia.

Sin embargo, el vigilante no reportó del hecho de inmediato a su superior ni tampoco al día siguiente, durante el cambio de guardia. Fue una compañera de la subteniente quien se percató que ella estaba muerta en su cuarto.

Según la Ley de Personal y Disciplina de las Fuerzas Armadas, “es obligación de todo el personal militar elevar el parte escrito a la o el superior respectivo cuando ha conocido el posible cometimiento de una falta o infracción”.

La Comisión de Seguridad Integral de la Asamblea Nacional convocó a funcionarios del Ministerio de Defensa, del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y de la Brigada de Selva Napo a una sesión, para el viernes 5 de julio.

Gian Carlo Loffredo, ministro de la cartera de Estado, envió una carta en la que pidió a los asambleístas que declaren la reunión como reservada, porque se iba a entregar una línea de tiempo cronológica, información y datos sobre el crimen de la oficial.

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