Caminar por Roma, la ‘ciudad eterna’, es un verdadero deleite visual gracias a su impresionante arquitectura histórica, que parece narrar siglos de historia en cada esquina. Entre sus joyas más emblemáticas se encuentra la icónica Fontana di Trevi, una obra maestra barroca construida en el siglo XVIII, famosa por su esplendor y majestuosidad. Este monumento es uno de los destinos turísticos más queridos de la ciudad, atrayendo a millones de visitantes cada año.

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Sin embargo, la popularidad de esta fuente ha transformado este lugar en un punto de congestión constante. Las escaleras que conducen al estanque de la fuente suelen estar abarrotadas de turistas que se apiñan para capturar la perfección de la fuente en fotografías, mientras arrojan monedas al agua con la esperanza de que se les conceda un deseo o, al menos, que les traiga buena fortuna. 

La multitud puede ser tan densa que resulta difícil disfrutar del espectáculo sin sentirse abrumado.

El turismo masivo, que convirtió a Roma en la ciudad europea más visitada en 2023, ha llevado al Ayuntamiento a tomar medidas drásticas para controlar el flujo de visitantes y preservar la experiencia del lugar. En respuesta a la sobrecarga de turistas y para mejorar la gestión del espacio, se ha decidido imponer una tarifa de dos euros (2,22 dólares) para acceder a las zonas cercanas a la fuente.

Según Alessandro Onorato, concejal de Turismo de Roma, esta medida tiene como objetivo “garantizar una experiencia única” y prevenir la sobresaturación que afecta no solo la experiencia de los turistas, sino también la conservación del monumento. 

Aunque la Fontana di Trevi seguirá siendo visible de manera gratuita desde una distancia considerable, aquellos que deseen bajar las escaleras, acercarse y arrojar una moneda al estanque deberán abonar la tarifa establecida.

La implementación de esta tarifa busca equilibrar la afluencia de visitantes con la necesidad de mantener la integridad y la belleza del sitio, asegurando que todos los que deseen disfrutar de la fuente lo hagan de una manera que no comprometa la experiencia general ni el patrimonio histórico de este emblemático rincón de Roma.

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