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El hecho ocurrió a dos días del rapto de la hija de un comerciante, en el sur de Guayaquil. Un experto en seguridad expone recomendaciones
Dramático secuestro de tendero en Guayacanes: captores fingieron ser clientes
El lunes 21 de octubre de 2024 por la mañana nadie pudo comprar en la tienda de Ángel Barba, en el norte de Guayaquil. El negocio estuvo cerrado por una razón de horror: el dueño fue secuestrado horas antes, a las 20:40 del domingo 20 de octubre.
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Este nuevo rapto en la urbe porteña se produjo en la ciudadela Guayacanes, dos días después de que Ivette Jaramillo, hija de un comerciante, también fuera secuestrada en el sector Cristo del Consuelo, en el sur de la ciudad. Este mismo mes, el dueño de una lubricadora fue plagiado y luego asesinado.
La reciente desaparición forzada de Barba, reafirmó la preocupación por la frecuencia con la que vienen ocurriendo este tipo de delitos. El hombre, en los siete años al frente de su local, no tuvo una novedad grave hasta esa noche.
El ciudadano se encontraba dentro de su emprendimiento y fue sorprendido por cuatro sujetos a bordo de un camioneta. “Entraron como que iban a comprar algo y luego sacaron al señor para llevárselo en el vehículo”, comentó un morador de Guayacanes.
Un allegado a la familia de Ángel dijo que, posiblemente, los implicados ya le venían haciendo seguimiento, pues llegaron directo a llevárselo, sin intentar robarle. “Hasta ahora no se sabe nada, no han llamado a pedir dinero. Es una incertidumbre todo esto”, indicó.
Dañaron una cámara
Los criminales, antes de retirarse, tumbaron y partieron una cámara que estaba puesta en el exterior del local. “Uno de ellos trepó una reja, la hizo caer y la partió en pedazos”, contó el allegado.
Sin embargo, los malhechores no se percataron de que había otra cámara cerca, la cual captó el hecho criminal.
Recomendaciones de experto en seguridad
Abraham Correa, experto en seguridad y general policial en servicio pasivo, indicó que los comerciantes, ante estos delitos, deben tener una constante comunicación con sus colegas de otros negocios en la zona.
“Deben unirse, estar alertas, avisar cualquier situación anormal. La mayoría de clientes son personas conocidas, del barrio. Pero si ya empiezan a ver seguido a gente que no es de ahí, deben alertar y avisar a la policía”.
Destacó que cuando los dueños salgan a hacer sus compras u otra actividad, deben avisar a sus familias a dónde van, si están en camino o si van a demorar. Así será más rápido detectar algún hecho extraño y actuar de inmediato.
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