Rodolfo Andrés Moreira Loor tuvo el mismo trágico final que uno de sus hermanos: murió asesinado a tiros. Hace un mes, el cadáver de su familiar fue encontrado con impactos de proyectil a orillas del estero Salado, en el sur de Guayaquil.

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La tarde de este domingo 7 de julio, Rodolfo, quien el próximo 17 de noviembre cumpliría 45 años, fue acribillado por sujetos que se movilizaban en vehículo Toyota de color plomo. El crimen se suscitó en la calle Nicolás Augusto González, entre 6 de Marzo y Lorenzo de Garaycoa, perteneciente al Barrio del Centenario, en el sur del Puerto Principal.

De acuerdo con información de la Policía, Moreira registraba antecedentes penales por delincuencia organizada (2015-2016) y un proceso judicial por lavado de activos (2018).

Sin embargo, el nombre de la víctima aparece en un caso en el que ocho miembros de la Armada fueron detenidos y procesados por sustraer droga que fue incautada en el 2014 a una organización narcocriminal, de la cual él era el supuesto cabecilla.

Por este hecho, según consta en la página de la Función Judicial, la justicia sentenció en agosto de 2022 a uno de los uniformados de la Armada, apodado con el alias de HD Comandante, que de acuerdo con las investigaciones realizadas por la Policía y la Fiscalía tenía nexos con la estructura delictiva liderada presuntamente por Rodolfo Moreira dedicada al tráfico de droga mediante la contaminación de contenedores.

“Al parecer era un ‘duro’ del narcotráfico, contaminaba barcos en alta mar. La droga salía de Ecuador y el destino eran países como México, Francia, Bélgica, entre otros. Donde lo mataron no era su casa, sino la de una pareja sentimental. Él vivía en una urbanización de la vía a la costa”, manifestó una fuente policial, que solicitó la reserva de su nombre a este Diario.

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El investigador afirmó que, de acuerdo con grabaciones hechas con cámaras de seguridad del sector, los asesinos fueron directamente a él y le descargaron más de 30 tiros, con dos tipos de armas de fuego: pistola y fusil.

“Lo raro, según cuentan, es que este ciudadano siempre andaba escoltado; esta vez, extrañamente no. Los asesinos fueron directamente a él. Personas del sector indicaron que la casa era frecuentemente visitada por personas extrañas”, aseguró el agente encubierto.

En el lugar de los hechos, agentes de Criminalística recogieron 27 indicios balísticos: 10 vainas percutidas calibre 9 milímetros, cinco vainas calibre 2.23, 3 vainas calibre 7.62 y nueve cartuchos.

Uno de los familiares indicó a los policías que llegaron a la escena del crimen que la última comunicación que mantuvieron con él fue a las 10:00 del domingo 7 de julio y que les manifestó que iba a retirar unos mariscos. “Sus allegados indicaron que era dueño de camaroneras. Estaban consternados, no quisieron aportar con mayor información”, sostuvo el investigador.

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