Zaruma, un Pueblo Mágico de riqueza minera y pintorescos paisajes, convive con un ambiente de temor y preocupación, porque a pesar de que los delitos como el robo evidencian una disminución considerable, las muertes violentas reflejan un incremento alarmante.

Este aumento estaría vinculado a la creciente presencia de grupos criminales que operan en la región, atraídos por el lucrativo mercado del oro, cuyo precio por gramo supera al de la cocaína: $ 80 es el precio internacional de este metal, mientras que el valor del alcaloide varía según la localidad, pues en Ecuador puede estar entre $ 1 y $ 3 y en Europa en $ 60 el gramo.

(Te invitamos a leer: Zaruma, Pueblo Mágico asediado por la violencia: 900 % incrementaron las muertes)

El boletín semestral del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), publicado el pasado 2 de septiembre, expone un inquietante panorama sobre el impacto de la minería ilegal en la violencia en Ecuador. Según el análisis estadístico del primer semestre de 2024, el avance de esta actividad ilícita ha exacerbado la criminalidad en varias localidades del país.

Renato Rivera, coordinador del OECO, señala que aunque la minería ilegal ha existido en Ecuador durante mucho tiempo, nunca había atraído el interés de organizaciones criminales como en el caso actual. Para él, esta situación contrasta con lo que ocurre en Colombia, donde esta actividad ilícita ya había sido objeto de atención por parte de grupos criminales.

El especialista enfatiza que la creciente rentabilidad del oro ha llevado a una nueva lógica de control territorial, impulsando a grupos terroristas como los Lobos a involucrarse en este sector.

(Además: El youtuber Zazza, el Italiano, entró a la Isla Trinitaria: esto fue lo que se encontró)

Rivera explica que, además, hay una conexión entre el Tren de Aragua, grupo de delincuencia organizada venezolano, y los Lobos, que ha sido evidente en varias regiones, lo que coincide con relatos de algunos pobladores de la parte alta de la provincia de El Oro, conformada por cantones como Zaruma, Portovelo y Piñas. Algunos lugareños afirman haber visto personas con tatuajes que hacen alusión a la agrupación extranjera.

María Fernanda Noboa, investigadora y consultora internacional en seguridad, destaca que las muertes violentas son solo un indicador del nivel de violencia en una zona, y que no son el único factor a considerar. Ella señala que aunque la ubicación geográfica de Zaruma no ha sido históricamente estratégica, la riqueza minera, especialmente la extracción de oro, ha generado luchas por el control de estos recursos desde tiempos antiguos.

A eso agrega que no solo en Ecuador, sino a nivel internacional, existen estudios prospectivos que indican que el mercado de minerales está ganando terreno frente al narcotráfico, lo que está contribuyendo al aumento de la violencia en áreas mineras.

Esto iría de la mano con el incremento del valor del oro, cuyo precio internacional supera los 80 dólares, de acuerdo con registros del Banco Central del Ecuador, aunque no es lo único, pues los criminales también hallarían mayores facilidades para blanquear el dinero que obtienen a través de la venta del metal.

Noboa argumenta que, además de la criminalidad, la minería ilegal ha causado daños ambientales significativos, afectando la flora y fauna local. Esta actividad ilícita también habría inducido a una violencia “invisible”, menos perceptible, pero igualmente devastadora, afectando a las comunidades locales.

La investigadora subrayó la importancia de considerar la dinámica geoestratégica en la frontera entre Perú, Colombia y Ecuador. Ella precisa que la zona de Putumayo, donde convergen mafias como la de Iván Márquez y el grupo de alias Mordisco, es crucial, debido a que estos se disputan el control de las rutas del narcotráfico y la minería ilegal en esta región.

A esto se añade, desde hace unos diez años, la presencia de la mafia italiana, especialmente la ‘Ndrangheta de Calabria, en el control de áreas mineras. Esta mafia, por datos que ha recabado María Fernanda Noboa, ha afectado a más de 50 comunidades indígenas en la zona fronteriza. Estos grupos criminales habrían establecido alianzas con El Tren de Aragua, que a su vez tiene vínculos con Los Lobos, el grupo que mantiene presencia en la zona alta de El Oro.

Para la experta, es necesario buscar una pronta solución para evitar que los niveles de violencia en el país incrementen más de lo que se conoce, porque esos actores criminales, dentro del territorio colombiano, estarían entrenando en el uso de explosivos y drones.

Noboa reitera que no hay que despegar la vista de Putumayo, una región clave en la frontera, que actúa como un nodo central en la red de relaciones criminales. La cercanía de las zonas mineras de Ecuador a las carreteras que llevan a Loja y, eventualmente, a Perú, aumenta su atractivo para los grupos criminales. Esta región ha sido históricamente importante debido a la minería, lo que la convierte en un punto focal para las actividades del crimen organizado.

Noboa hace un llamado a las autoridades para que tomen medidas más proactivas y estratégicas, porque según ella la respuesta actual, de parte del Estado, sería reactiva y no anticiparía los problemas, lo que estaría permitiendo que la violencia y el crimen se expandan sin un control efectivo.

En un informe de la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional (GITOC, por sus siglas en inglés), publicado en junio y titulado ‘¿El Paraíso Perdido? Tráfico de Armas de Fuego y Violencia en Ecuador’, se expone la grave interrelación entre la minería ilegal, el tráfico de armas y la violencia en Ecuador.

En la investigación, elaborada por Carla Álvarez Velasco, doctora en Estudios Políticos y especialista en tráfico de armas y violencia armada, se detalla que la expansión de la minería ilegal no solo estaría atrayendo a organizaciones que buscan beneficiarse económicamente, sino que también estaría fomentando un entorno de violencia y conflicto.

En el texto se precisa que la creciente presencia de armas y la actividad de grupos criminales en las zonas mineras reflejan un problema complejo, que requiere una atención urgente para mitigar sus efectos devastadores en las comunidades locales y en la seguridad nacional.

En el informe se evidencia que esta actividad es gran demandante de armamento, porque los grupos criminales -locales y extranjeros- que ofrecen protección a los mineros o que se dedican a otras actividades ilícitas, como el tráfico de drogas, utilizan armas de fuego tanto para su propia protección como para reprimir a las comunidades locales que se les oponen.

El presidente de la Cámara de Comercio de Zaruma, Juan Diego Carrión, en una entrevista comentó que Zaruma sigue siendo un punto clave en la producción de minerales, lo que mueve sumas considerables cada día. Él calcula una cifra que oscila entre tres y cinco millones de dólares millones, sobre todo por el incremento del valor del oro, lo que también se habría vuelto un foco de atracción para la delincuencia organizada.

En términos generales, Carrión expone que -por varias situaciones- el comercio y el turismo habrían disminuido considerablemente. Según detalla, estas actividades habrían tenido un decremento entre el 50 % y 60 %. 

La Cámara de Comercio espera que, con políticas gubernamentales adecuadas y mayor inversión en seguridad, la situación pueda mejorar. Mientras tanto, la ciudad sigue luchando para encontrar un equilibrio entre su prosperidad económica y la seguridad de sus habitantes.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡Suscríbete a EXTRA!