El 3 de julio de 2016 marcó el inicio de una de las búsquedas más dolorosas para Ángel Analuisa, un hombre de mirada cansada, pero de esperanza inquebrantable, quien comenzó a recorrer caminos y a colocar la denuncia en busca de su hijo, Segundo.

Hace ocho años, Segundo desapareció, era oriundo de Ambatillo, parroquia de Ambato. Y su progenitor no se detendría hasta encontrarlo, aun cuando el destino se le mostraba cada vez más cruel y esquivo.

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Don Ángel vivió con una mezcla de desesperanza y determinación, enfrentando cada amanecer con la esperanza de que finalmente podría traer a su hijo de vuelta a casa. Pero esa esperanza, como una llama frágil, a veces se vuelve casi tan dolorosa como el propio sufrimiento.

Hace dos meses el sargento Luis Lamar, de la Unidad de Desaparecidos de la Dinased de Tungurahua, encontró un rastro, varias osamentas estaban en un terreno en el sector de Panzaleo, cantón Salcedo en Cotopaxi.

Se realizaron las pruebas necesarias para descartar o comprobar si se trataba de una de las 12 personas que constaban como desaparecidas de años anteriores en la lista de la Dinased. Después que todo se comprobó, los agentes indicaron al papá que habían localizado a su hijo. No fue como él esperaba. La búsqueda culminó, pero las dudas de qué le pasó, siguen.

En la oficina de la Unidad de Vigilancia Comunitaria (UVC) el dolor se hizo tangible. En presencia de autoridades como el coronel Fabricio Silva, jefe de la Subzona de Policía de Tungurahua, y el fiscal Carlos Noboa, se entregaron los restos de Segundo Analuisa a su padre y resto de familiares la tarde del 4 de septiembre.

La urna, pequeña y de madera, contenía los restos que habían sido localizados en Panzaleo, gracias a la perseverancia del sargento Luis Lamar y a las investigaciones meticulosas realizadas durante casi una década.

El capitán Andrés Valdivieso, jefe de la Dinased, relató que la investigación, liderada junto con el fiscal Noboa, había arrojado resultados positivos, confirmando con un 99% de certeza que los restos hallados pertenecían a Segundo Analuisa. Esta confirmación fue el fruto de pericias técnicas y comparaciones genéticas realizadas con rigor.

En el rostro de Don Ángel, la tristeza se entremezclaba con un agradecimiento silencioso. Las palabras no salían con facilidad, el dolor era tan inmenso que parecía que el mismo aire se había vuelto denso y pesado.

Sin embargo, en ese momento de profunda conmoción, Don Ángel expresó su gratitud por el esfuerzo y la dedicación de quienes habían trabajado para traerle finalmente una respuesta, aunque fuera dolorosa.

El fiscal Carlos Noboa, conmovido por la situación, extendió sus condolencias a la familia y aseguró que las investigaciones continuarían. “Me satisface que, a pesar de lo doloroso de estos casos, podamos ofrecer una cristiana sepultura”, comentó.

El fiscal informó que la muerte fue violenta y que las investigaciones se direccionarán a buscar posibles responsables. En este 2024, se han reportado 125 personas desaparecidas, con un 90% de casos resueltos. Aún existen once casos de años anteriores por resolver, de acuerdo con la Dinased.

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