La noche del lunes 18 de noviembre de 2024, el barrio Tácito Ortiz Urriola, en el sur de Esmeraldas, se convirtió en el escenario de una tragedia que dejó a la comunidad sumida en el pánico y la desolación. Alrededor de las 20:00, inició la pesadilla.

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Óscar Aguayo, conocido como “Pelileo” entre sus compañeros, era un joven chofer de 31 años que regresaba a casa tras una agotadora jornada de trabajo en la cooperativa de transporte urbano Alonso de Illescas. Su anhelo de reunirse con su familia se desvaneció de forma brutal cuando fue emboscado junto a otros dos compañeros por sicarios armados que se movilizaban en motocicletas. Sin compasión, los atacantes dispararon a quemarropa, dejando un rastro de muerte y dolor.

“Escuché los disparos y salí corriendo. Nunca pensé que algo así pasaría en nuestro barrio”, contó una vecina que, temerosa, prefirió el anonimato. “La gente está aterrorizada. Vivir así, con miedo constante, no es vida”.

La escena del crimen era desgarradora. Los gritos de angustia de familiares y vecinos se mezclaban con las sirenas de los patrulleros que acudían al lugar. Los heridos, cuyas identidades no han sido reveladas, fueron trasladados al Hospital Delfina Torres de Concha en un intento desesperado por salvarles la vida. Sin embargo, "Pelileo" no logró llegar con vida al centro médico.

Esmeraldas se 'desangra' en una crisis de inseguridad

Este ataque no fue un caso aislado. Esmeraldas atraviesa una ola de violencia que en solo ocho días ha cobrado la vida de al menos ocho personas en el sur de la ciudad, una de las zonas más peligrosas.

El sábado 16 de noviembre, la Avenida Troncal del Pacífico fue el escenario de otro brutal ataque que terminó con la muerte de Leonardo Javier Calderón Monzón, de 32 años, acribillado frente a su taller de motos. Horas después, en el barrio Tripa de Pollo, una balacera dejó dos víctimas más, mientras que ese mismo día un policía en servicio activo perdió la vida en un ataque similar.

“Esto es una locura. La violencia se ha desbordado. No sabemos si regresaremos a casa con vida”, expresó un compañero de Óscar, visiblemente afectado. “La policía asegura estar investigando, pero los resultados no se ven. La gente está cansada de vivir con miedo”.

Las autoridades han intensificado los operativos y allanamientos en la zona para identificar y capturar a los responsables, pero la comunidad sigue sumida en la impotencia.

“Es una tragedia que nos afecta a todos. Perdimos a un amigo y también nuestra paz”, lamentó un vecino entre lágrimas. “Esmeraldas no merece esto. Es urgente que se haga algo”.

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