Ni la lluvia, ni luego el sol canicular, impidieron que miles de pajanenses despidieran a uno de sus coterráneos más queridos, el fiscal César Byron Suárez Pilay. La jornada de su último adiós estuvo marcada por emotivos discursos, música y hasta hubo tragos de whisky y licor manabita.

Uno de los pedidos del pueblo fue cargar en hombros el féretro. La familia del asesinado lo permitió.

El recorrido se inició a las 09:00 de este viernes 19 de enero de 2024, cuando lo sacaron de la casa de su madre en el barrio Las Malvinas, y lo llevaron por las calles donde vieron crecer y disfrutar a César junto a sus panas. Luego lo cargaron por las principales calles de Paján, la 9 de Octubre y Rocafuerte. A eso de las 09:40 ingresaron el ataúd a la iglesia Nuestra Señora de la Merced.

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En el templo católico se dieron discursos emotivos que provocaron nudos en la garganta y que se derramaran muchas lágrimas. Los recuerdos de colegas de trabajo y amigos conmovieron a más de uno. El padre del fiscal abrazaba continuamente un retrato.

Uno de los momentos más sentimentales lo protagonizó la fiscal Johanna Cobeña Arce, quien recordó haber conocido a César Suárez en 2015, cuando fue enviado a cumplir sus actividades en la Fiscalía de Manta.

“Él llegó con unos cartones con cuadritos para colgar. En son de broma, los colegas decían que le practiquemos la ‘ley del hielo’ para ver si se hostigaba y lo enviaban de regreso. Byron es una de esas personas que uno llega a amar por su nobleza, solidaridad y don de gente... Dios me permitió conocer un ser extraordinario”, exclamó la fiscal entre lágrimas.

Freddy Flores, un amigo de la infancia, también conmovió a los presentes recordando las noches de bohemia donde se construyeron los más lindos proyectos y las ideas para seguir aportando a Paján.

“César fue un hombre valioso y visionario. Paján pierde a uno de sus hijos más notables. Me quedo satisfecho de haber sido tu hermano de corazón. Los grandes nunca mueren, siempre perduran en el alma y en el corazón”, exclamó Flores.

Para sus familiares, el fiscal Suárez era como un superhéroe, con una capa imaginaria y que le gustaba ayudar a los más necesitados. Uno de sus amigos, David Cevallos, señaló que con él ya tenían adelantado la organización de las fiestas por el Día de la Madre y del Padre. Ante el fallecimiento del fiscal, los amigos acordaron realizar aquellas actividades como un homenaje a quien demostró amor por su tierra y su gente.

Luego de unas seis intervenciones, el ataúd con el cadáver del fiscal fue retirado de la iglesia y, nuevamente en hombros, fue llevado en un recorrido por alrededor de una hora hasta el Puente de Zapotal. Allí fue subido a una carroza que lo trasladó hasta el cementerio. Una caravana de vehículos también acompañó el recorrido.

Pasada las 13:30, el cadáver de Suárez fue puesto en una bóveda del camposanto del sitio Las Anonas, de Paján, en medio de pedidos de justicia de la población.

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